Escucho con
suma atención, sorprendido, y con un leve gesto de incomprensión a medida que
avanza la rueda de prensa, cómo un conocido y hasta ahora incluso reconocido por
muchos político de derechas, se esfuerza en tratar de explicar o de aclarar,
que no es lo mismo, los numerosos viajes girados a unas idílicas islas de este
País, que en principio no aclaró suficientemente, pero que todo daba a entender
que fueron de exclusivo placer, por lo que se comprometía a devolver los
dineros públicos empleados en ellos, y que ahora, en rueda de prensa
extraordinaria y multitudinaria y a la que le ha dado suma importancia, afirma que
la mitad fueron de trabajo y el resto de placer, para lo que aporta los
oportunos certificados del Senado, que fue quién lo pagó, y bancarios, con el
objeto de dejar bien clara su situación y su posición ante este, para él,
enojoso asunto, para lo cual se esforzó por convencer a una opinión pública,
que cada vez mantiene una posición más escéptica y de rechazo ante estos casos
altamente sospechosos.
La
expectación era grande ante estas declaraciones del susodicho político, que
siempre se le consideró bastante cabal, honrado y hasta algo escorado a la
izquierda y reconocido en parte por ésta, dada la imagen ultra conservadora que
la derecha tiene en este País, pero que sin embargo se han visto defraudadas
para la inmensa mayoría, ya que lo que se esperaba, dadas las circunstancias
actuales con una galopante corrupción y continuos escándalos, era su dimisión,
o la convocatoria de elecciones en la Comunidad a la que representa y de la que
es su presidente.
Nada de eso.
Este señor, se ha limitado a relatarnos y describirnos su vida tanto privada
como política, desde su más tierna juventud, en un aburrido y patético alegato
acerca de sus bondades a todos los niveles, haciendo alarde de su integridad,
de su honorabilidad, de lo mucho que ha trabajado siempre por servir al
ciudadano, de lo poco que gana, según él, el presidente de Comunidad que menos
sueldo tiene en nómina – se ha demostrado que no es así con datos fiables que
la prensa ha mostrado - de su renuncia a dietas, trienios, gastos
extraordinarios, citando cifras y valores varios acerca de todos los gastos e
ingresos, todo ello en un alarde desesperado por demostrar su, según él,
evidente inocencia, en un asunto en el que se ha visto inmerso y del que le
acusan sin razón ni justificación alguna, por lo que, en lugar de apartarse y
dejar paso, como se esperaba, ha decidido continuar adelante, quizás más bien
una huída hacia adelante, como de costumbre, pretendiendo que aquí no ha pasado
nada.
Pero este es
sólo un ejemplo que no es ni mucho menos el más dramático ni el más
escandaloso, es más, quizás sea el más leve de los conocidos, pero que aquí se
destaca, por los desesperados intentos de tratar de demostrar su inocencia, que
aquí no se prejuzga, pero que se consideran exagerados, pero que aún así, sin
ser disculpable, no son nada al lado de los grandes corruptos, de los
gigantescos desfalcos y de los enormes derroches, que en estos años no nos dan
respiro en cuanto a su aparición se refiere, pues no hay mes que no salga a la
luz algún nuevo escándalo que tiña de negro el oscuro panorama político
español.
Poderoso
caballero es don dinero, reza uno de los versos de un poema de Góngora, poeta
del siglo de oro español, del siglo XVI, con lo que queda claro que el vil
metal siempre ha condicionado y mediatizado la historia de los tiempos, por lo
que tranquilamente podemos retrotraernos varios milenios, sin temor a errar,
que el dinero siempre ha movido el mundo y sus circunstancias.
Quizás tan
sólo pueda discretamente salvarse la época de la Humanidad en la que la moneda
no existía, y las transacciones se reducían a los intercambios en especie, es
decir, el trueque, que pese a todo determinaba necesariamente quienes poseían
más y quienes menos, es decir, seguían habiendo ricos y pobres, y por lo tanto,
quién ostentaba el poder con todas sus consecuencias, hasta el punto de que hoy
en día superan el ámbito económico y financiero para llegar al social y político,
y condicionarlo poderosamente, para llegar a convertirse en un auténtico poder,
no ya en la sombra, sino a plena luz del día.
En
definitiva, el dinero mueve el Mundo, antes, ahora y siempre. Aquí no nos
podemos quejar, por lo visto y oído al presidente del gobierno, que en una
reunión del G20, declaró solemnemente antes los gobernantes de los países más
fuertes del Planeta, que en España se han hecho las cosas bien, que salimos de
la recesión, que se han reflotado bancos y saneado empresas.
Pero lo que no dijo y sí lo hago yo ahora, es
que ha sido a costa de los de siempre, de los trabajadores, de los tremendos
recortes sociales en sanidad, vivienda, educación, formación e investigación y
desarrollo, así como de la bajada de los sueldos de los que mantienen el puesto
de trabajo, que afortunadamente no lo han perdido, como les ha sucedido a tanto
otros que han pasado a engrosar las listas del paro, mientras los corruptos
campaban a sus anchas. Poderoso caballero es Don Dinero.