lunes, 1 de junio de 2015

LA CIUDADANÍA AL PODER

Algo parece estar cambiando en el panorama político de este País. Las elecciones municipales y autonómicas recientemente celebradas, han deparado unos resultados, que aunque predecibles hace solo unos meses, eran impensables hace poco más de un año.
La principal consecuencia y el cambio más significativo que ha generado esta consulta, ha sido sin duda la desaparición del bipartidismo y el surgimiento con una inusitada fuerza de las candidaturas ciudadanas, que van a ostentar una importante parcela de poder, bien de manera directa, pues van a gobernar en algunas ciudades, bien en coalición con otros partidos que van a tener que contar con ellas para acceder al gobierno.
Algunas de estas Candidaturas, han surgido tan recientemente, que apenas han tenido tiempo de organizarse y de darse a conocer, por lo que lo conseguido tiene un mérito aún mayor, al obtener un importantísimo respaldo ciudadano que no ha dudado en desbaratar el poder hegemónico de los dos grandes que han venido hasta ahora repartiéndose el gobierno.
Y en una ceremonia de la confusión que aún no han podido digerir, han llegado hasta el punto de que algunos representantes de la derecha, ya están interpretando lo sucedido como si de la Toma de la Bastilla se tratara, en un alarde de sentimiento apocalíptico de un estado de cosas que jamás llegaron a pensar. Tan cortos de miras son, que no podían imaginar que tuviera lugar lo que interpretan como una revolución ciudadana.
Constituye una demostración palpable de un deseo ciudadano de cambiar un statu quo establecido, que ya duraba demasiado tiempo, y que quizás no se vuelva a reeditar, lo que supondría todo un vuelco en el panorama político de un país como el nuestro, sin parangón en una Europa que nos mira con los ojos muy abiertos, con una mezcla de incomprensión y sorpresa.
Desde que las manifestaciones de 15 M, iniciaron su lenta pero imparable andadura, ya nada ha vuelto a ser igual en la correlación de fuerzas políticas, que han sufrido un cambio radical, con un giro de ciento ochenta grados que hasta hace muy poco tiempo los dos principales partidos no daban crédito alguno, y que ahora contemplan con incredulidad y suma preocupación, contemplando cómo su segura y rutinaria alternancia en el poder, se ve seriamente trastocada.
Han sido los ciudadanos de una España harta del sufrimiento que viene soportando todos estos años de crisis, los que han decidido con sus votos cambiar un equilibrio de poder que tanto dolor les ha generado, soportando todo el peso de unas terribles medidas económicas y sociales, que han sumido a un importante sector de la población, en la pobreza y la desesperación con un paro insostenible y una legislación laboral que castiga duramente a los trabajadores.
Han sido incapaces de medir las consecuencias de sus actos de gobierno, llegando a menospreciar a una población que ahora se vuelve contra sus gobernantes y contra un sistema bipartidista, que dejaba fuera a los votantes de la oposición, mientras que ahora, con la fragmentación habida, todas las sensibilidades, todos los votantes van a estar representados. Formar gobierno va a ser ahora cosa de muchos, y no solo de unos pocos, es decir, de los de siempre.
La ciudadanía al poder, no va a ser una mera y casi transgresora coletilla revolucionaria. Es la materialización de un deseo de ese pueblo soberano, expresión con la que tantas veces se les suele llenar la boca a los gobernantes al uso. Esta vez, dicha expresión toma carta de naturaleza. Bienvenido sea.

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