Las recientes elecciones
autonómicas y municipales, han arrojado unos resultados sorprendentes, tanto
para un bipartidismo que ha sufrido un duro golpe, como para las candidaturas
ciudadanas, que han o tenido unos excelentes resultados, a costa de los dos
grandes partidos, de izquierda unida y de Unión Progreso y Democracia, que han
sufrido un duro golpe, sobre todo éste último a punto de desaparecer del mapa
político.
Sin lugar a dudas, el PP, es
quien ha sufrido una mayor pérdida de votos, pese a haber sido el más votado.
Un ganador que ha perdido 2.500.000 apoyos, y que va a dejar de gobernar en una
importante cantidad de autonomías y grandes ciudades, lo que constituye un
serio revés para quien poseía casi una total mayoría absoluta en todo el País,
mientras el PSOE, ha experimentado una pérdida de 800.000 votos, en lo que
constituye un pésimo resultado para el partido de la oposición.
Sin embargo, los socialistas,
por mor de diversas circunstancias que han concurrido en estas elecciones, y al
contrario que los populares, van a cosechar en la práctica unos resultados
mucho mejores que el partido en el gobierno, merced a los pactos, coaliciones y
acuerdos con las diferentes candidaturas ciudadanas, que sin lugar a dudas, les
benefician en perjuicio del partido en el gobierno.
Y sentadas estas bases, comienza
el baile, el festival de reuniones de todos con todos, con declaraciones
previas de intenciones, con duras condiciones por parte de quienes tienen la
llave para abrir esa puerta que conduce al tan deseado gobierno autonómico o
municipal, y que está aportando un gran juego, sobre todo a los medios de
comunicación, que tienen tema en abundancia para llenar sus informativos.
Pueblos, ciudades y Comunidades,
esperando que los acuerdos, pactos y alianzas den su fruto para así comenzar
una nueva andadura política, que en la mayoría de los casos, va a ser muy
diferente a la actual. Casi todo por decidir en una orgía continua de
reuniones, en aras de lograr la consecución de un poder, de una lucha de
pactos, abierta como jamás se había visto en la corta historia de esta
democracia que no sale de su asombro.
Unos cambios que van a dejar el
País irreconocible, con un vuelco que va a obligar a flexibilizarse a PP y
PSOE. Aquellos pactando con Ciudadanos y estos con las candidaturas ciudadanas,
fundamentalmente Podemos, si quieren tocar poder, allí donde no han conseguido
mayoría.
Les imponen condiciones de todo
tipo, ante las cuales habrán de ceder, sin lugar a dudas. El PSOE va a ser el
que más tendrá que hacerlo, pues ha de vérselas con la izquierda más radical, hasta
el punto que ya hay quien habla de que tendrá que dar un giro de ciento ochenta
grados, lo cual parece excesivo, aunque quizás no tan alejado de como pueda
parecer.
Pero y los ciudadanos, los
votantes, ¿qué papel jugamos en esta ceremonia de la confusión? ¿Ya no nos
necesitan como de costumbre? ¿Depositamos la papeleta en la urna, y si te he
visto no me acuerdo? Esperemos, pero me temo, que en este aspecto, poco va a
cambiar.
Unos ciudadanos no se resignan
a que el más votado no pueda gobernar, debido a alianzas y pactos entre los
numerosos grupos que han obtenido representación, mientras que el resto, en
minoría, exigen, y con razón, que tienen derecho a estar representados. Algo
nuevo a punto de comenzar. Bienvenido sea.
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