sábado, 9 de abril de 2016

LA OBSOLESCENCIA POLÍTICA PROGRAMADA

Esta estrategia comercial, también denominada obsolescencia planificada, tiene sus orígenes en el año 1932, cuando un empresario, quiso acabar con la llamada gran depresión, lucrándose con la utilización de esta técnica malvada, que consiste en una sistemática programación llevada a cabo en la etapa de producción.
Durante esta fase, los productos objeto de obsolescencia, se diseñan de tal modo, que se calcula su vida útil, en función de los intereses de la empresa, para que en lafase de producción, se lleven a cabo los procesos necesarios en el empleo de los materiales, tanto en su calidad, como en su cantidad y montaje, para que el resultado final sea el esperado.
Que no es otro que el de la reducción de la vida útil del producto obtenido,siempre con vistas a su reposición temprana, generalmente muy acortada con respecto a una duración, que por las características del bien de consumo adquirido, podían y debían ser más alargadas y duraderas en el tiempo.
Sin duda el gran beneficiado de esta táctica, es el productor, la empresa fabricante, que ve complacido como sus productos son repuestos con mayor frecuencia por un consumidor que no sale de su asombro ante la corta existencia de su bien de consumo, que ha de reponer necesariamente por completo, entero, nuevo, sin posibilidad alguna, o muy escasa y rara, de arreglarlo, reponiendo el componente, a veces insignificante, mínimo y hasta poco costoso a la horas de su reparación.
Nadie se molestaba en reparar nada. Unos porque pensaban que no merecía la pena - preferían otro nuevo, y además pensaban que arreglarlo saldría más caro - y otros porque ni el mercado lo demandaba, ni en todo caso su rentabilidad merecía la pena tal empresa.
Hasta que llegó la crisis, y las penurias económicas, obligaron por pura y urgente necesidad, a no tirar lo estropeado a la primera de cambio, sino a tratar de solucionar el problema, bien mediante la clásica chapuza casera, o bien buscando a quien pudiera, supiera y quisiera desarrollar una labor cuasi artesanal, que conservase la habilidad y el temple necesarios para solventar el caso, desarmando, reparando y/o cambiando los elementos y componentes deteriorados, para volverlo a montar, prolongando así su vida útil, que la dichosa obsolescencia programada, había obligado a reducir sin más lógica y razón que la desaforada ambición del fabricante.
Aplicada a la política y a los políticos, la obsolescencia está servida desde el principio de los tiempos, por muy inmemoriales que estos puedan llegar a ser, así alcancen a la época de los neandertales, con los que los políticos actuales guardan considerables semejanzas que se empeñan en ocultar ante una ciudadanía a la que no consideran más que para lograr alcanzar sus inconfesables metas.
Obsoletos, Anacrónicos, inamovibles dinosaurios, profundamente instalados en las cavernícolas posiciones de donde salieron hace milenios, permanecen inalterados e inalterables, como si nada hubiera cambiado a su alrededor, amarrados como están a su desgastada y sufrida poltrona.
A estos auténticos usurpadores de la obsolescencia, había que aplicarles esta medida desde el mismo momento en que tomasen posesión de su cargo, programando y planificando cuidadosamente su final de ciclo, sin posibilidad alguna de arreglo o reposición de sus componentes defectuosos, con objeto de apartarlos  de la vida pública, salvo unidades muy especiales, que hayan sido reclamados por aclamación, sobre la base de un eficaz y demostrado servicio en pro de la Comunidad a la que sirven. No serían muchos que acogerse pudieran a este bien tan escaso, pero hemos de reconocer, que haberlos haylos. Bienvenidos serían a ese privilegiado y reducido club de la no obsolescencia, política en este caso.

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