miércoles, 1 de mayo de 2024

El gran fabulador

 

Antes de entrar en materia, deberíamos sentar las bases acerca de la personalidad del protagonista de estas líneas que, en un gesto más de su ególatra trayectoria como presidente del ejecutivo, tiene al país en vilo durante al menos cuatro días, pendiente de la culminación de su último juego malabar, que en este caso incluye un elemento nuevo en su espectáculo circense, que es el de la introducción de un recurso no utilizado hasta ahora en su magistral manejo de la escena, que es el de la incorporación de una teatral incertidumbre que mantenga expectantes a los espectadores  acostumbrados a los hechos consumados con los que solía deleitarlos, sin tiempo para reaccionar, y que ahora dispondrán de más de cien horas para tratar de adivinar la próxima jugada.

Nos enfrentamos a un prestidigitador, altivo y sumamente  soberbio que ha demostrado cientos de veces poseer una insólita capacidad para engatusar y aliarse con quien más juego le de, sin inmutarse, sin mostrar el menor de los sonrojos, sin escrúpulos de ningún tipo, mientras trata de justificae lo injustificable con su ya famoso “cambio de opinión”, algo en lo que nadie cree, pero que a él no le perturba en absoluto, y que sigue utilizando, encerrado en su torre de marfil, en la que se ha enclaustrado hace ya tanto tiempo, que no distingue lo real de lo imaginario, tal es su visión de cuanto le rodea.

Inasequible al desaliento y ajeno a todo lo que no suponga una jugada más para mantenerse en el poder, continúa su imperturbable marcha hacia adelante, pactando con todo aquel que le asegure dar un paso más en la permanencia en el poder, algo por lo que ha demostrado un aprecio inaudito, y que ahora, con esta jugada maestra, quiere asegurar, pese a que muchos consideran que está a punto de renunciar, algo en lo que, conociendo a este fabulador, no creemos, y que se hará esperar unos días, en una inimaginable acción, que según las hemerotecas, ningún presidente de ningún país ha osado llevar a cabo jamás.

Y es que ha cancelado toda su agenda y dimitido de su cargo durante los días de retiro, algo inaudito y que viniendo de él, no sabemos cómo tomárnoslo, salvo los que no lo conocen o, ingenuos ellos, aún confían en este maestro de la pantomima, ante el que los que acostumbrados estamos a sus juegos de manos, no damos crédito alguno acerca de esa supuesta reflexión, que consideramos se tratará más bien de una nueva maquinación que vaya usted adónde nos llevará a los ciudadanos, pero que seguro supondrá una nueva y desconcertante jugada que sólo a él beneficiará.

Ha descolocado de tal forma a los observadores políticos, que ha sembrado una  división tal, que para unos es puro victimismo, algo que nos permitimos dudar, ya que no suele ser su estilo, aunque teniendo en cuenta la situación en la que se encuentra su esposa, podría pensarse en ello, para otros es una maniobra más para conseguir afianzar los apoyos necesarios para poder continuar con una legislatura que va a la deriva, algo que dudamos, ya que no suele suplicar, sino llevar a cabo operaciones de tipo mercantil, léase inmunidad a cambio de votos, concesiones de todo tipo a cambio de apoyos, sin detenerse a considerar con quienes comercia, y finalmente, podría estar cediendo al chantaje de quienes en su momento le robaron una precisa y comprometedora información de diverso tipo y procedencia, que pensamos entra dentro de lo posible, pero que quizás nunca llegaremos a tener una certeza absoluta.

Y por último, y dado el hecho de que se afirma que la ya famosa carta le escribió de su puño y letra, sin intervención alguna de sus más directos colaboradores, algo posible teniendo en cuenta la personalidad del jefe del ejecutivo, estaríamos ante un hecho inaudito, dado el alcance del contenido – afecta a intereses económicos y sociales del País – que ya tienen eco a nivel internacional y que deberían ser consensuados con su gobierno.

Si fuera así y su personal decisión tuviera consecuencias negativas para el Estado, el único responsable sería el Presidente, al que consideramos capaz de cualquier acción dada su megalomanía, como demuestra cada vez que se mueve a nivel internacional al margen de la Unión Europea, sin conseguir nada práctico, salvo la enemistad de determinados países con los que es preferible mantener buenas relaciones.

Tanto ha manipulado, retorcido y maniobrado a sus anchas, que quizás se ha encontrado con la horma de su propio zapato, y sólo nos queda saber hasta que punto. El lunes, día 29 de este inefable mes de abril, día de San Pedro mártir, saldremos de dudas.

 O no, que de él, todo puede esperarse. Y ahí reside el principal problema. Quizás el retiro lo haya atemperado, algo que dudamos, siendo esta la principal y única certeza que albergamos, ya que el resto no son sino meras conjeturas e incertidumbres que en unos días, después de su retiro monacal,  conoceremos los millones de ciudadanos que expectantes, batiremos record de audiencia ante el televisor, en la esperanza de no ver defraudada tan larga y codiciada espera.

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