Lo
deseable sería disfrutar de un gobierno serio y responsable, y por ende, un
presidente que responda a los mismos
esquemas, en lugar de un gabinete hooligan, petulante y provocador, y por jefe
del ejecutivo, un showman - así lo consideran de puertas afuera después del esperpéntico
y monacal retiro - de quién después de la ridícula segunda carta afirmó que iba
a regenerar la democracia, para al día siguiente, insultón como de costumbre,
comenzara a vocear acerca de la máquina del fango, para dirigirse a la
oposición, en una clara señal de lo que este ególatra jefe del ejecutivo
entiende por regeneración democrática.
Para
no perder el guión del relato al que últimamente se acoge, ahora da un paso más
allá, y habla de un plan de calidad democrática, que procediendo de él, ya despierta
todo tipo de sospechas, sobre todo, cuando habla de regenerar la justicia (la guerra
judicial), y los medios de comunicación (los pseudomedios), aspectos ambos por
los que viene demostrando una ausencia total de respeto, por lo que las citadas
suspicacias, están más que justificadas.
Aunque
ahora, más bien deberíamos hablar de “relatos”, término acuñado por el inefable,
inquietante e intrigante fiscal general, al referirse a los datos reservados de
la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, que ordenó difundir a la
fiscal general de dicha Comunidad, indicándole que se apresurase a sacar la
nota, para que no les ganasen el relato, léase el bulo, el cotilleo, la patraña,
que es, según parece la comunicación oficial, o al menos oficiosa, que parece
van a utilizar a partir de ahora, y que han dado en denominar “relato”, es
decir, buscar la inmundicia en la casa del otro.
Todo
ello como medio para dirigirse a los ciudadanos de este país, que no logran salir de su asombro ante un
gobierno, que unido a sus fieles servidores como el citado fiscal general, y contando
con otros fieles colaboradores, como el siniestro superministro con tres
carteras o el ministro de transportes, siempre en funciones de bulldog, para lo
que haya menester, o la excesiva y exaltada hooligan principal del grupo, que
no puede ser otra que la ministra de hacienda, siempre dispuesta a vitorear a
su venerado jefe, o dedicada a buscar asuntos tibios del contrincante de turno,
o a ponerlo a caldo desde la bancada azul, algo con lo que suele disfrutar, si
no está aplaudiendo enfervorizada al presidente, tras alguna de sus
intervenciones.
Claro que en su defecto, y si nos encontrásemos
en uno de los relatos monjiles del presidente, con falsa amenaza incluída de
dimitir, la hallaríamos pidiéndole a voz en grito en Ferraz que no lo haga, que
se quede, cada vez que le da por sopesar su temporal retiro, y nos amenaza con otra
de sus insoportables cartas, que sin saberlo entonces, suponían ya un adelanto
del novedoso acto instaurado ahora de gobernar a través de los citados e
ingeniosos relatos.
Método
con el que me temo nos van a engatusar como de costumbre, pero con el agravante
ahora de maltratar a los ciudadanos, utilizando una vulgar y perversa forma de confundir
y enmarañar el discurso, construyendo e
inventando relatos, en lugar de decretos, normas y medidas de diverso cariz,
para lo que seguro ya tienen especialistas de sobrada capacidad, además de ministros
altamente capacitados para estas labores, que seguro encontrarán amena y
divertida esta ingeniosa manera de ejercer su labor, para la que algunos, han
dado sobradas pruebas de madurez, después del largo tiempo que llevan en el
cargo, pero con el añadido ahora de falsear y tergiversar los términos, mediante
la seducción que aporta el relato
manipulado e interesado, dirigido al confiado ciudadano.
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