domingo, 23 de diciembre de 2012

EL PARADO INVISIBLE


Asombra cómo últimamente, una y otra vez, nos adelantan que la economía está mejorando, cómo la balanza comercial nos es favorable, cómo los objetivos de déficit se van consiguiendo, el consumo, la fiscalidad, los ingresos por diversos conceptos, todo va viento en popa, y continúan con las previsiones asegurando que el año que viene será mucho mejor, que alcanzaremos múltiples objetivos económicos hoy sumamente deteriorados, la actividad económica mejorará notablemente y así llegan incluso a hacer previsiones para dentro de dos años, asegurándonos para entonces un futuro tan prometedor, que resulta envidiable para un País hoy en la ruina,  ya que habremos salido con creces de la recesión y creceremos hasta nadar en la abundancia.
Ni una palabra sobre el desempleo, ni una cita sobre los seis millones de parados que sabemos que seguirán creciendo los próximos años, ni una mención a los sin trabajo, ni una sola alusión a quienes no tienen ni encontrarán empleo en mucho tiempo, quizás en precario o posiblemente jamás. Nada, sencillamente no existen, se han hecho invisibles, etéreos, se han esfumado, los ignoran, no desean citarlos, han desaparecido de la escena y no cuentan en absoluto en los cálculos a futuro – a presente ya se les da suficientemente de lado - para relanzar una economía para la que no cuentan con su concurso, como si no pensaran ya en ellos, como si los descartaran definitivamente de la población activa del País.
Entonces, me pregunto cómo piensan relanzar una economía que necesita que se active el consumo, que se aumente la productividad a la par que se crean nuevas empresas, si para ello es fundamental que los ciudadanos sean contratados, salgan del desempleo encontrando un trabajo, con el consiguiente aumento de la productividad, disfrutando en consecuencia de unos ingresos que reactivarán el consumo y dinamizarán la economía logrando al mismo tiempo que la lacra del paro disminuya progresivamente.
Pero no, a ellos no los citan, no entran a formar parte de un juego que sin ellos no puede acabar sino perdiendo la partida, pues continuar no ya con la cifra actual de desempleo, sino con un número que irá creciendo en los próximos años, constituye un auténtico despropósito que nadie puede entender. Sencillamente parece que ignorándolos se lograría partir de cero, evitar un engorroso problema que liberaría la economía y facilitaría la salida de la crisis. Pero no es así, el problema está ahí y sin su resolución no hay salida posible ni crecimiento ni se puede alcanzar objetivo alguno, ni económico ni social.
Cualquiera que esté al tanto de la situación de los parados en este País no debería sorprenderse de la consideración que les merece a los presentes gobernantes y que como consecuencia hagan sus planes, cálculos y previsiones sin tenerlos en cuenta. Pongo por ejemplo – hablo de la Comunidad de Madrid, pero sé positivamente que lo mismo ocurre en otras – cómo han reducido prácticamente a cero la formación que mantenía en el aula durante varios meses al año a un elevado número de desempleados formándose en diversas especialidades con vistas a poder incorporarse al mundo laboral con una mejor preparación que facilitase dicha incorporación con mayores garantías, a la par que suponía una auténtica cura psicológica al estar ocupados durante varias horas al día en lugar de ver pasar las horas y los días en blanco, con la mente dándole vueltas a la remota posibilidad de encontrar un trabajo.
Si a esto unimos que muchos de ellos no se han estrenado aún en el mundo laboral, como los jóvenes, que otros no cobran prestación alguna, otros que la han agotado y todos sumidos en la desesperación más absoluta, su futuro es tan poco halagador y su destino tan sumamente incierto, que parece preferible no contar con ellos, como si se hubiesen extinguido, para de esta forma hacer previsiones que no consideren la formidable carga que suponen. Está claro, sin ellos, dejándolos a un lado, haciéndolos invisibles, las cuentas cuadran mucho mejor.
Pero están ahí, y si así los tratan, se debe en gran parte a que es un colectivo que no les crea problemas, que no se organizan, que no salen a la calle como tantos otros, que no protestan. Pero a este paso, necesaria y forzosamente se harán oír y crearán los problemas sociales que muchos se preguntan cómo aún no han tenido lugar. A lo mejor entonces los tienen en cuenta y vuelven a contar con ellos, cuando quizás ya sea demasiado tarde y la solución se complique hasta extremos en los que preferimos no pensar.

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