Escucho una de las emisoras de radio de titularidad pública,
nacional o nacionalizada como parece en éste caso, en la que en uno de sus
programas, el locutor que lo dirige y presenta, y eso, a fe mía que le honra,
comenta la última encuesta oficial de audiencia de medios en la que no salen
bien parados, sino todo lo contrario, ya que según comenta, ellos y otros
programas de la misma titularidad, tanto de radio como de televisión, han
perdido una considerable cantidad de oyentes en la última encuesta y en las
precedentes a ella, y todo desde que se llevaron a cabo los cambios en el
personal y en la dirección, que han dado al traste con la buena marcha que
dichas emisoras llevaban hasta entonces.
Y es que parecen no haberse dado cuenta de que esta País ha
cambiado, que ya no es y desde hace mucho tiempo, el País folclórico, beato y
cortesano con el que nos quieren hacer comulgar cada día, y que la gente
espontáneamente - ahí están las encuestas que ellos mismos tienen que sacar a
la luz – rechaza unos contenidos con los que están en franca oposición y que se
empeñan en machacar día sí y día también, pese a que esa España Oficial ya no
existe, pese a ellos y afortunadamente, está cambiando y no parecen darse por
enterados.
La gente está inmersa en problemas de un profundo calado
económico primero y social después, que los medios oficiales se esfuerzan en
ocultar unas veces y en disimular otras, consiguiendo con ello lo contrario de
lo que se proponen. A la gente no se le puede engañar durante mucho tiempo, ya
que tarde o temprano se descubre la trampa y el resultado es la justa
indignación del personal, el cabreo generalizado y como consecuencia el
abandono y espaldarazo a esos medios que tergiversan los hechos y que no
responden a las expectativas de los ciudadanos.
Una de las emisoras de radio a la que me refiero, que ha sufrido
radicales cambios en todos los órdenes y que confiesa haber bajado en gran
medida su audiencia, está presente en las ondas en hora de máxima audiencia.
Hasta hace poco tiempo, antes de los susodichos cambios, se alzaba con una
envidiable media de oyentes que ahora ha caído en picado. Elemental. Ha caído
en un folclorismo vulgar, mediático religioso – la semana santa ha sido
espantosa y la gente tiene otros problemas más importantes que ver y oír
continuamente los pasos mil veces ya vistos – beato y cortesano y con algunos
colaboradores que proceden de la caverna más ancestral, de donde no deberían
haber salido, y que nadie se explica cómo los pueden haber incluido en unos
medios públicos donde no deberían haber tenido cabida y que la gente, a la
vista está rechaza de una forma clara y palpable.
Se empeñan en seguir considerando a este País como aquel de
la España de charanga y pandereta que dibujó Machado y que aún hoy continúa
haciendo el paseíllo diario en estos medios radiofónicos y televisivos, que
avergüenzan a cualquiera que los escuche o vea, donde igual entrevistan a un
famosillo detestable y vulgar que a una tonadillera trivial y chabacana, que a
un matador – espantoso nombre – que a un personaje salido de la caverna más
recalcitrante.
Todo esto contrasta con una España real que no está en eso, que
no se corresponde con la realidad, que es propio de un País inexistente en el
que algunos se quedaron hace tiempo y de donde no saben salir y que siguen
siendo los responsables de ese tópico que aún arrastramos en Europa – acabo de
oír una encuesta europea que nos deja a la altura del betún – y del que no
lograremos escapar con estos voceros de la España más cutre, vulgar y
ordinaria, que pese a que aún quedan rastros de ella, afortunadamente vamos
abandonando poco a poco, de lo cual no parecen haberse enterado estos medios de
comunicación que con harta frecuencia repiten que son la radio y la televisión
de todos, encerrados como están en su caverna mediática, demasiado alejados de
la gente, de la realidad y de un País inexistente.
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