Hay expresiones coloquiales, dichos populares,
coletillas, latiguillos, refranes y locuciones varias, que posee nuestro idioma
a raudales y que se suelen utilizar con el objeto de tratar de sintetizar el
mensaje, de abreviarlo, de esquematizarlo al máximo, de economizar en
definitiva en la expresión, recurso que suele ser utilizado por quienes
adolecen de una flexibilidad y riqueza lingüística que les permita utilizar un
lenguaje más elaborado, logrando de esta forma sustituirlo por estas
expresiones que suelen ser sumamente gráficas e inteligibles por todos y para
todos, y que muy posiblemente nuestro idioma posee en un número superior a la
mayoría de los idiomas hablados en este Planeta, dada la peculiar idiosincrasia
de nuestras gentes y de una tendencia al gracejo y a la charlatanería, que de
todas formas no logran esconder un origen deficitario formativo en estos
menesteres lingüísticos, que tienen como consecuencia la falta o ausencia de
una adecuada preparación lingüística, en un País donde se lee poco, muy poco, donde
se ve demasiado una televisión muy poco edificante en este aspecto y donde
tendemos a levantar la voz por encima de los demás, en un alarde de dejar bien
claro que la razón está de nuestra parte, para lo cual, está claro que no se
necesitan sólidos argumentos en los que apoyar los supuestos razonamientos,
sino simplemente, una portentosa y estentórea voz.
Coser
y cantar, a diestro y siniestro, a troche y moche, arrimar el hombro, a ojo de
buen cubero, a bombo y platillo, ahogarse en un vaso de agua, a la virulé,
apuntarse a un bombardeo, arrimar el hombro, como quien oye llover, dar la
nota, echar balones fuera, hacer de tripas corazón, estar a verlas venir,
morderse la lengua, no andarse con chiquitas, coger el toro por los cuernos, y
tantas que podríamos citar, de las que el lenguaje popular está lleno y cuya
utilización parece ir en aumento, cada día más, en todos los sectores,
incluidos los más cultos, en todos los medios de comunicación, en debates, tertulias
y reuniones donde deberían quizás utilizarse en menor cuantía, tratando de expresarse
con una mayor fluidez y liquidez verbal, con el objeto de no llegar a una
expresión cifrada, a base de unas locuciones en clave, con unas frases hechas
que nos conducirían a un lenguaje simbólico y críptico que nos retrotraería al
principio de los tiempos de la comunicación verbal.
Sorprende
ver como los políticos utilizan con excesiva frecuencia estos recursos para
ilustrar su mensaje, tratando de llegar a sus posibles votantes con unas
imágenes verbales con las que tratar de hacerse entender de la forma más
gráfica e ilustrativa posible, que esconde muchas veces una pobreza lingüística
preocupante, que disfrazan y disimulan – al menos lo intentan – de esta manera,
utilizando las locuciones que hemos descrito, ya sean dichos y expresiones
populares, ya sean metáforas y comparaciones varias, con las que consideran que
van a llegar más rápido y mejor a un auditorio que no siempre entiende estas
circunstancias, y que incluso pueden sentirse molestos con ello, o al menos
sorprendido por estas actitudes que llevan a utilizar el lenguaje de una manera
absurda y cicatera.
Escucho
al presidente del gobierno, cómo tratando de justificar su política de duros
ajustes en todos los órdenes y de auto alabarse por los excelentes resultados
obtenidos en todos los sectores, entre otros los económicos, laborales,
culturales, sanitarios y de investigación y desarrollo, utiliza la expresión
“coger el toro por los cuernos”, es decir, lo conseguido ha sido gracias a que
“él ha enfrentado los problemas con valentía y decisión”. Increíble, pues lo
que ha hecho ha sido exprimir a una ciudadanía – la masa laboral compuesta por las
clases más humildes, claro está - que ha
pagado los vidrios rotos con una agresiva legislación laboral, a la par que ha
reducido los logros sociales conseguidos en los últimos tiempos, recortando en
sectores claves para la población y para el desarrollo de un País que tardará
muchos años en recuperarse.
Poco
valor se le supone, poco mérito tiene quién consigue sus objetivos a costa de
los más débiles, humildes, necesitados, y sobre todo, indefensos ante el poder.
Es por ello, que más que coger el toro por los cuernos, que implicaría un
cierto valor, lo que realmente ha hecho, ha sido coger los cuernos por el toro,
para lo cual poca entereza, poca audacia y poco valor son necesarios.
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