En ocasiones,
se dan ciertas situaciones que mueven a la sonrisa primero, a la abierta y mal
disimulada risa después, para finalmente pasar a la más desternillante de las
carcajadas, fruto de una actuación gratuitamente proporcionada a cargo del
contrincante o adversario, en una ascendente e imparable escala de valores, que
en cualquier caso proporciona una impagable publicidad con coste cero, que
revierte en provecho de quien al verlas venir, sin arriesgar lo más mínimo,
simplemente esperando los acontecimientos y contemplándolos desde la barrera,
disfruta lo indecible, viendo cómo de una imparable y veloz forma, suben sus
acciones sin tener que pujar por ellas, sin mover un dedo, sin tener que saltar
a la arena para defender su posición, su alternativa, ya que de ello ya se
encargan sus oponentes.
Esto es lo
que está pasando con Podemos, un grupo en vías de constituirse en partido
político, al que le están haciendo el caldo gordo, el trabajo que a ellos les
correspondería hacer – y que sin duda lo llevan a cabo – pero con la
inestimable ayuda de las numerosas, constantes e imparables corruptelas,
escándalos y desvergüenzas varias que asolan el territorio nacional y que
alcanzan y golpean a todos los partidos, sean del signo que fueren, y a
personajes y personajillos que pertenecen o pertenecieron a dichas formaciones
políticas, y que están logrando que Podemos, sume un adepto más cada minuto que
pasa.
Todo ello
contribuye al imparable e inagotable auge de Podemos, del que no obstante poco
conocemos en realidad, ya que se ignora en gran medida el contenido de su
programa del que solamente algunos puntos hemos llegado a conocer, algunos de
los cuales, extremadamente radicales en principio, están ahora suavizando, en
aras de enderezar un rumbo, que no ignoran, quizás estuviera excesivamente
escorado hacia una izquierda radical, que muy posiblemente muchos de sus
posibles simpatizantes no los asumieran, algo lógico, dado el hecho de que
entre ellos hay gentes de todo tipo, orden y condición, de todas las edades y
formación, lo cual les ha hecho reflexionar, tratando de encauzar y rediseñar
el panorama que en principio presentaron a una sociedad que necesita y ansía
cambios profundos e inmediatos.
Y de todo
esto se alimenta Podemos, del descontento y el hartazgo general de una política
corrupta e ineficaz, llevada a cabo por ineptos y viejos dinosaurios que llevan
toda la vida ejerciendo un oficio para el que ya deberían haber dejado paso a
gente más preparada, más joven y, sobre todo, más honesta y eficaz.
Podemos está consiguiendo
aglomerar a quienes no soportan ya, y son multitud, tantas contrariedades,
tantos enojos y tantas decepciones soportadas, continuamente frustrados y
desoídos en un alarde de altivez y de soberbia tal, que les hace publicar a los
cuatro vientos, que la recesión ha pasado, que el paro – en precario y a tiempo
parcial y con miserables sueldos – está en vías de solución y que lo peor ya ha
pasado, como si aquí no hubiera pasado nada, como si los restos del naufragio
no siguieran aquí, y por mucho tiempo, aferrados a los cuales se halla una
población que nadie se explica cómo es capaz de soportar tanto ignominia y con
tanta resignación.
Pero todo tiene
un límite, y las airadas respuestas puede que no se hagan esperar, bien en las
calles, bien en otros medios dónde expresar la indignación general. Para
completar este panorama, acaban de detener a una treintena de nuevos políticos
entre los cuales figuran personajes de auténtica relevancia que ocupan, o bien
ocuparon puestos de responsabilidad de primer nivel, así como numerosos
alcaldes de poblaciones importantes, empresarios y otros, inmersos en
corruptelas diversas, incrementando así la nómina de escándalos que están
logrando que este País ocupe la primera página de los principales medios de
comunicación del Mundo, algo que debería avergonzar a una impresentable clase
política.
Mientras
Podemos continúa sumando votos a costa de estos sucios asuntos, los
responsables de los principales grupos políticos, se dedican a tirarse los
trastos a la cabeza con aquello del “y tú más”, o a lo sumo, con algunas
expulsiones, mientras continúan financiándose de una forma irregular e
incontrolada en unas ocasiones y en otras a través de fondos del Estado que todos
pagamos, algo a lo que muchos en este País nos negamos rotundamente, pues
constituye otra forma más de un incalificable e insensato despilfarro.
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