jueves, 16 de noviembre de 2023

Cansancio, hartazgo y burla

Como si de una obra de teatro se tratara representada en tres actos, asistimos a la insoportable, absurda y rechazable farsa montada por quienes tienen la responsabilidad de formar gobierno, arrastrados por quienes ningún interés tienen en la gobernabilidad  de un país que se ve abocado a una nefasta negociación utilizando para ello una moneda de cambio, en la que todo vale, ya sea de carácter jurídico, legal, económico o constitucional, siempre y cuando les sirva para conservar un poder que persiguen a toda costa, aunque lesione los más elementales principios de un estado de derecho.

Cansancio ante un proceso que dura más de tres meses, algo que no tiene justificación posible cuando de formar gobierno se trata de una manera lógica y razonable, sin subterfugios de ningún tipo como los que ahora se aplican para lograr permanecer en el poder al precio que sea necesario, utilizando para ello métodos dudosamente democráticos, porque no todo vale, no todo es justificable, no todo se compra y se vende al precio que impongan quienes no dudan en mantener un pulso a un Estado que representado por un gobierno en funciones, está negociando para conseguir mantenerse a toda costa, haciendo buena aquella sentencia de caiga quien caiga.

Hartazgo de un país y de su ciudadanía que contemplan impasibles como se mercadea con las instituciones, con la judicatura, con los intereses económicos de todos los españoles y, sobre todo, con la división de poderes, que no dudan en poner en cuestión como si de su patio de casa se tratara, en una ceremonia de la confusión, que ya dura demasiado tiempo, y que pone en duda a un partido silenciado y silencioso, que ha quedado reducido a los intereses personales, de quién no está dispuesto a que se le cuestione, que ha resuelto continuar en su ególatra poltrona a toda costa, sin que nadie se atreva a contradecirle, aunque muchos lo desearían, pero no a costa de no salir en la foto.

Burla a los ciudadanos de este país, que contemplan cómo manejan sus intereses, sus votos, y, por ende, su democracia, convirtiendo un proceso que debería ser limpio, democrático y cristalino, y que lleva camino de convertirse en un charco de ranas, en el que se han enfangado quienes deberían respetar la legalidad más estricta, sin dejar espacio alguno para el vergonzoso juego de intereses que conllevan estas “negociaciones”, que no persiguen otra finalidad que mantener el poder, aunque hoy nos digan que lo hacen por España, mientras lo discuten con un prófugo de la justicia.

Tres actos de una comedia que lleva representándose cada día desde hace demasiado tiempo, que está dejando exhausta a una población que ya apenas presta atención a un siniestro espectáculo que tiene mucho de una obra perteneciente a la picaresca más desalmada y muy poco a un serio y educativo ejemplo de un respetable modelo de convivencia, social y democráticamente aceptado por todos.

Al final, ha quedado reducido a un infame guión, redactado, dirigido y representado por quién no nuestra respeto alguno por unos espectadores que contemplan con estupor cómo la obra que contemplan, no respeta el libreto que se les ha entregado, irreconocible tanto en su fondo como en su forma, que ha sido desvirtuado hasta el punto de que un solo personaje se ha erigido en el único y exclusivo actor de una función que a nadie representa, salvo a él mismo, con un final impredecible que, por supuesto, sólo el contempla.

No hay comentarios: