domingo, 19 de noviembre de 2023

La duda ofende

La ingenuidad de tanta gente con buena voluntad pero sin mucha capacidad para el análisis racional, les hizo pensar que el irritante asunto que nos ha llevado casi cuatro meses desde las elecciones del veintitrés de julio, iba a terminar de otra forma distinta a como ha culminado, con un desenlace elemental, que no ha deparada sorpresa alguna para quienes jamás contemplaron otro final que el que ha acontecido, y que supone una cesión sin paliativos de quienes nos representan hacia quienes no se sienten representados ni integrantes de un País del que reniegan, sin contrapartida alguna más que para quienes con este acuerdo logran lo que desde el principio perseguían: mantenerse en el poder.

Jamás ha cabido en las mentes de quienes nunca han dudado de este previsible final, que otro fuera posible, que hoy contemplásemos cómo la legalidad, la equidad, la justicia, el respeto, y sobre todo el sentido común de los bienintencionados ciudadanos que no contemplaban esta desafortunada situación, que saltando por encima de las instituciones, y por ende, del Estado de Derecho, llegara a esta detestable mascarada que rechaza la inmensa mayoría de la población.

Una ciudadanía sin voz ni voto cuando de estos serios y trascendentes asuntos se trata, sin posibilidad de mostrar un desacuerdo que se queda necesariamente en charlas de escalera, barra y ascensor, a los que se recurre cuando de reunirlos ante las urnas se trata para lograr unos objetivos políticos, ahora de índole de ambición personal, y a quienes ahora se les niega el derecho a mostrar su opinión.

Algo que posiblemente no concordara con las intenciones de quienes han conseguido cuanto se proponían, a espaldas incluso de muchos integrantes de base de un partido, que como tal, parece haber desaparecido en una transformación de índole personal que parece haberlo sustituido, atribuyéndose todas sus competencias sin que nadie se atreva a cuestionarlo para evitar estar ausente en la foto de familia que tanto valoran quienes figurando en puestos de alta responsabilidad apenas han mostrado su disconformidad, siempre en voz baja y en un limitado número,  pese a que es de conocimiento público que no aprobaban lo que estaba pasando.

No obstante, pese a las importantes cesiones que han tenido lugar, tanto políticas como judiciales, sociales y económicas, sorprende que no hayan conseguido más quienes las reclamaban, ya que el estado de desesperada ambición mostrada por el jefe del ejecutivo y sus socios era de tal magnitud, que sólo se explica tal contención por la otra parte, pensando en un futuro inmediato que se avecina agitado y que, sin duda, habrá que seguir con suma atención.

Y es que el acuerdo se extiende a toda la legislatura, no solamente a la investidura, por lo que el futuro gobierno va a estar vigilado cada segundo de cada uno de las sesiones a la hora de aprobar normas, resoluciones, proyectos y leyes de todo tipo, que puede hacer saltar por los aires un acuerdo que pese a su importante contenido, puede verse sometido a constantes vaivenes.

Pese a esto, acuerdos como la amnistía y otros de índole económica, tendrán efectos inmediatos, algo que nada ni nadie va a impedir, que cuentan con una frontal oposición, incluso de figuras históricas del partido en el gobierno, y que ya están acostumbrados, si no separados o expulsados, a mostrarles una absoluta falta de respeto y un vergonzante desprecio, a todas luces indigno y rechazable.

La duda, en cualquier caso, y pese al título de estas líneas,  no ofende, ya que quienes no supieron ver lo que finalmente ha sucedido, no pueden ofender a nadie, ni siquiera a los beneficiarios de ella, que no son otros que los autores de esta ignominia que saltando por encima de las instituciones y amparados en su imparable ambición, han conseguido sus objetivos a espaldas de la ciudadanía de un País, que sin la menor duda, y si fueran consultados, mostrarían su repulsa a la desbocada ambición de unos y a los injustos y rechazables privilegios de los otros.


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