miércoles, 26 de junio de 2024

El mercader de La Moncloa

 

Después de casi medio siglo de democracia, de avatares políticos de todo orden, hemos dado en encontrar, muy a nuestro pesar, con unos tiempos actuales que difícilmente repetiremos, dado el cariz que los acontecimientos están tomando, con un ejecutivo incalificable, decidido a todo para continuar, a mercadear, intrigar, conspirar, maquinar y confabular, siempre con el mismo y obsesivo objetivo, intercambiando votos por impunidad, por privilegios, por cesiones de todo tipo.

Siempre al mejor postor, a quién les asegure su apoyo para continuar al mando, sin escrúpulos de ningún tipo que pudiera limitar una ambición desmedida, encabezados por el jefe del ejecutivo al que dedican una lealtad inquebrantable, unidos todos ellos por un proyecto común, dónde todo vale, todo se compra y se vende, sin dar ni un solo paso atrás, caiga quién caiga, no importan los obstáculos ni las contadas críticas de los descontentos entre los suyos, que apenas elevarán la voz, porque si lo hicieren, saben que serán silenciados, y en el mejor de los casos, ignorados.

Tal es el poder alcanzado por este mercader que habita La Moncloa, que se ha adueñado del Partido hasta el punto de dejarlo irreconocible, diseñándolo a su imagen y semejanza, hasta el punto de convertirlo en un mero instrumento para el logro de sus ambiciosos fines, algo que en un futuro, cuando haya de desalojar el palacete, planteará serios problemas a un Partido desguazado y desnortado, irreconocible y sometido a los designios de quién lo conduce sin la menor oposición

Posee este ejecutivo una tendencia innata a cometer continuas e intolerables injerencias en el ámbito del poder judicial que ya le han supuesto varias advertencias por parte de la Unión Europea, aunque no es nada que les preocupe en exceso, ya que pese a ello, no cesan en sus continuas extralimitaciones con el tercer poder del Estado, con un fiscal general que representa con toda fidelidad la voz de su amo, enfrentado con jueces y fiscales para sacar a toda costa adelante la amnistía, lo que le está suponiendo una auténtica rebelión que no admite imposiciones inadmisibles como obligarles a declarar amnistiable la malversación, a lo que se han opuesto en bloque, creando un conflicto como jamás se había dado.en la judicatura.

Y así, con frecuencia nos encontramos con alguna nueva ocurrencia del ministro de transportes, léase el bulldog del gobierno, a la hooligan y viceprimera ministra, que caso de no estar ocupada alabando, halagando y vitoreando al jefe, quizás pueda dedicarse a encontrar los trapos sucios de vaya usted a saber qué primo, cuñado o lo que malévolamente surja, que pueda utilizarse para enfangar al contrincante de turno que se nos antoje.

Y ya que estamos en ello, no podemos dejar de lado al intrigante y siniestro superministro con tres carteras, Presidencia, justicia y relaciones con las cortes  diseñado expresamente para ejercer un control absoluto sobre todo aquello que ose moverse, y que quedará registrado de inmediato para informar al jefe del ejecutivo, al que debe lealtad y obediencia absoluta, que para eso lo puso ahí, cual eficaz espía, con un considerable poder que ejerce eficazmente.

 Recientemente, este singular ejecutivo, encarnado en su Presidente, ha tenido que escuchar cómo la Asociación Mayoritaria de Jueces, ha calificado la amenaza del Presidente del Gobierno de cambiar la ley, si no se renueva el Consejo General del Poder Judicial, de “atropello constitucional”, hecho sumamente serio y de una gravedad extrema, pero que no suele hacer mella en ellos, ya que a tales avatares están acostumbrados, sin que se inmuten lo más mínimo.

Un absoluto despropósito, que con la última concesión a Cataluña de la llamada “singularidad fiscal”, para conseguir el gobierno catalán, denota una vez más, una carencia total y despectiva de los valores democráticos más elementales, como ha demostrado con la concesión de una amnistía, que se resume en un mercadeo infame en un intercambio de inmunidad por votos, en una demostración más de la capacidad innata de este presidente para convertir su gobierno en una sociedad mercantil capaz de lograr altos resultados llevando a cabo una ingeniería financiera de alto nivel, cuyos dividendos gestiona y controla, en y desde su sede central, léase La Moncloa.

 

 

 

 

 

 

miércoles, 19 de junio de 2024

Mareando la perdiz

 

Si por algo destaca este gobierno, siempre embarcado en alguna extraña y disparatada travesía, es por su innata capacidad para dar la nota, para iniciar alguna alocada aventura y no por dedicarse a lo que debiera, a gobernar, sin aspavientos continuos que tienen en permanente alerta a unos ciudadanos que no dan crédito a lo que ven, con injerencias continuas en el poder judicial que ya le han supuesto varias advertencias por parte de la Unión Europea, aunque no es nada que les preocupe en exceso, ya que pese a ello, no cesan en sus continuas extralimitaciones con el tercer poder del Estado.

Y así, con frecuencia nos encontramos con alguna nueva ocurrencia del ministro de transportes, léase el bulldog del gobierno, con algún nuevo improperio del inefable fiscal general enfrentándose, siempre servil, a los fiscales, jueces y demás representantes de la judicatura, que su amo y señor al que diligentemente sirve, pudiera ordenarle en cualquier momento, a la hooligan y viceprimera ministra, que caso de no estar ocupada alabando, halagando y vitoreando al jefe, quizás pueda dedicarse a encontrar los trapos sucios de vaya usted a saber qué primo, cuñado o lo que malévolamente surja, que pueda utilizarse para enfangar al contrincante de turno que se nos antoje.

Y ya que estamos en ello, no podemos dejar de lado al superministro con tres carteras, Presidencia, justicia y relaciones con las cortes  diseñado expresamente para ejercer un control absoluto sobre todo aquello que ose moverse, y que quedará registrado de inmediato para informar al jefe del ejecutivo, al que debe lealtad y obediencia absoluta, que para eso lo puso ahí, cual eficaz espía, con un considerable poder que ejerce eficazmente.

 Recientemente, este singular ejecutivo, encarnado en su Presidente, ha tenido que escuchar cómo la Asociación Mayoritaria de Jueces, ha calificado la amenaza del Presidente del Gobierno de cambiar la ley, si no se renueva el Consejo General del Poder Judicial, de “atropello constitucional”, hecho sumamente serio y de una gravedad extrema, pero que no suele hacer mella en ellos, ya que a tales avatares están acostumbrados, sin que se inmuten lo más mínimo. Un absoluto despropósito y una carencia total y sumamente despectiva de los valores democráticos más elementales, como ha demostrado con la concesión de una amnistía, que se resume en un infame intercambio de inmunidad por votos.

En otra categoría entran los problemas legales de la esposa del presidente, que él de alguna forma ha utilizado para tratar de rentabilizarlos políticamente, y en otro orden de asuntos, impagables los momentos que nos ha dedicado con los shows – así los han calificado en Europa – del monacal presidente en su retiro de cinco días, para reflexionar sobre una cuestión cuyo desenlace, multitud ya conocíamos de antemano, acompañada de la misiva correspondiente, así como la  segunda carta, por ahora la última, que han constituido todo una demostración de la indudable capacidad de dar espectáculo de este presidente, con una facilidad extrema para sobreactuar.

Pues bien, llegados aquí, y para dejar bien claro la capacidad para la inventiva y la improvisación del jefe del ejecutivo, cabe recordar que después de la segunda carta, afirmó con rotundidad que se proponía llevar a cabo una regeneración democrática, por lo que al día siguiente, al referirse a la oposición, se dirigió a ella y a sus representantes como máquina del fango, con lo que quedó bien claro lo que piensa de dicha regeneración.

Aunque pudiéramos continuar con ejemplos varios que denotasen en qué forma emplean su tiempo nuestros gobernantes, funambulistas empeñados en moverse permanentemente en la cuerda floja, vamos a dar por terminado este análisis con el último equilibrio descrito por el presidente, que afirma ha decidido dictar antes del verano “una serie de medidas destinadas a mejorar la calidad democrática”. Sin comentarios.

El desconcierto ciudadano

 

No se recuerdan tiempos tan enrarecidos políticamente hablando, a la par que confusos, excesivos y llenos de una tensión institucional tal que han conseguido romper la paz existente durante decenios, pese a quienes se empeñan en tergiversar los hechos, retorciéndolos de tal modo y manera que mediante la artera, interesada y egoísta utilización de los mismos, han llegado a la infame conclusión de que la pretendida y supuesta pacificación y normalización de determinado territorio del País, exigía de una medida de gracia, que no ha sido sino una descarada y vulgar toma de posición  que se ha limitado a cambiar el olvido y el borrado de flagrantes delitos por parte de quienes infringieron gravemente las leyes, por los votos necesarios para continuar en el poder, es decir, cambiando inmunidad por votos.

Y lo han llevado a cabo ante una opinión pública que en su inmensa mayoría se ha opuesto a una amnistía, hoy ya aprobada en el Congreso, que no ha tenido oportunidad ni ocasión para oponerse de hecho, ya que pese a manifestarse en su mayoría en contra de dicha medida, expresada a través de las redes sociales, y diversas manifestaciones de diversa índole, no han sido suficientes, ni han tenido el valor ejecutivo necesario para impedir dicha acción, que finalmente se llevará a cabo si las medidas que aún quedan por parte de algunos jueces y tribunales, no lo impiden.

Resulta indignante que los gobernantes que han aprobado esta amnistía pretendan engañar a la población con la falsa y deshonesta justificación de que lo han llevado a cabo por la supuesta y estrafalaria normalización de una región, Cataluña, que necesitaba de una estabilidad social, para lo que debían perdonar, olvidar y borrar numerosos delitos cometidos por decenas de personas que ahora se ven libres, a cambio de mantener con sus votos la estabilidad de un gobierno y su presidente,  ávidos de un poder y una ambición que no conoce límites.

El desconcierto ciudadano es tal, pese a no parecer tan manifiesto, que aún siendo estos hechos tan evidentes, no han sido lo suficientemente efectivos como para poder detener semejante ignominia, otorgando un perdón de forma tan inmoral y deshonesta, que además ha llevado a engaño a los suyos, ya que la hemeroteca no miente, y así, repitieron  innumerables veces que la amnistía era inconstitucional, y jamás se aprobaría, pero la realidad ha sido muy distinta, por lo que incontables partidarios del gobierno, ante el engaño y la correspondiente y frustrada indignación, mostraron su enojo y disgusto ante tamaña farsa perpetrada por los suyos.

No contentos con ello, y ante la estupefacción general, la amnistía se ha llevado a cabo por parte del gobierno con nocturnidad y alevosía, llevando la desfachatez a tal extremo, que a los autores de los delitos se la han confeccionado a medida, de acuerdo con ellos, en largas horas de negociaciones, como si se tratara de dos partes mercantiles negociadoras con intereses comunes, tratándose de igual a igual, cuando hablamos de un poder institucional, el tercer poder del Estado, el judicial, frente a quienes cometieron delitos, como si se tratase de una auto amnistía, en una ceremonia de la confusión, que difícilmente tiene parangón en la historia de la democracia de España, y que pese a las apariencias que nos quieren hacer ver, tiene desconcertados, confusos y desorientados a una importante mayoría de los ciudadanos de este País, que seguramente no olvidarán tamaña afrenta llevada a cabo en contra de la población, por unos dirigentes políticos sin escrúpulos, y con una ambición desmedida.

Carta abierta al presidente

 

Sr. Presidente:

Acabo de leer su segunda carta, y le confieso sinceramente que me ha decepcionado honda y profundamente.  He esperado unos días antes de leerla, escuchando y leyendo comentarios de toda índole y procedencia, en todos los medios, algunos muy sesudos, otros más banales, parciales e imparciales, de medios próximos a su partido, y de los situados en el extremo contrario.

Todos llevan a cabo una narración similar de lo que usted escribió, pero como es lógico, las interpretaciones difieren, algo perfectamente normal y esperado, que no obstante no influyen en absoluto, ni en mi ánimo, ni en mi voluntad y capacidad de ejercer mi libre interpretación sobre lo que expone en el contenido de su carta, que, como he dejado entrever al comienzo de esta misiva, ni me ha sorprendido, ni me ha deleitado, sino que me ha defraudado ostensiblemente.

Con un estilo que no deja vislumbrar en usted al escritor avezado que cabría esperar de quién ya ha publicado varios libros,  el lamento, el victimismo la inquina, y en ocasiones las malas formas al referirse a opositores políticos, llenan su carta, que no tiene justificación alguna, que es impropia de un presidente del gobierno, que jamás debería recurrir a estas perversas artes para tratar de justificar el hecho de que a su esposa puedan llegar a imputarla judicialmente – la presunción de inocencia acoge a todos los ciudadanos – como medio para desprestigiarle a usted, utilizándola arteramente para arruinar su carrera política.

Es relevante el hecho de que usted se erige en defensor a ultranza de su esposa, olvidándose de que ella, como ciudadana y como mujer, tiene todo el derecho, y nos atrevemos a decir, toda la obligación, a defenderse de las acusaciones de las que sea objeto, ya que la ley la protege, como a todos sus conciudadanos. Esa ley y esos jueces, de los que tanto se permite dudar usted, a los que tantos ataques ha dedicado junto con sus ministros, y con los que con tanto ensañamiento se ha enfrentado con continuas faltas de de respeto.

Por todo esto, he de recordarle que su gobierno ha sido objeto de varias llamadas de atención por parte de la Unión Europea por poner en cuestión al poder judicial, al que ahora se le recrimina el hecho de imputar a su esposa a cinco días de las elecciones europeas, algo absurdo y fuera de lugar, y que ha molestado profundamente a los jueces. Además, usted califica, sin más, las acusaciones formuladas por determinadas asociaciones, como un zafio montaje.

Pero usted, en lugar de animar a su esposa para que se defienda, de alguna forma ha instrumentalizado esta situación, para beneficio suyo, pretextando que al ir contra ella, van contra usted, para defenestrarle políticamente, y así, aprovecha para lanzar su inclasificable y siempre rechazable verborrea insultante, a la que ya nos tiene acostumbrados, y que se basa en las malas formas acostumbradas – usted que habló después de su pasado retiro conventual de regeneración política – recurriendo a la “máquina del fango” y vulgaridades pretendidamente despectivas, como la “coalición reaccionaria”, citando expresamente y en varias ocasiones a dos de sus opositores políticos, en una ceremonia de la confusión, que le deja en muy mal lugar, y denota una absoluta falta de educación, dignidad y sobre todo, de una completa falta de respeto y elegancia que se deja sentir en toda la carta, y que a mi juicio, son impropias de un presidente del gobierno.

Finalmente, la conclusión que observo se desprende de todo este despropósito, Sr. Presidente, es el hecho de que usted, de alguna forma ha intentado conseguir un rédito político de esta kafkiana situación, ya que conociendo su desmedida ambición política, y yo le sigo desde hace mucho tiempo, apostaría por ello, dado el hecho de que las elecciones europeas están a la vuelta de la esquina, y posiblemente considera que esta situación podría movilizar a su electorado.

Poco más que añadir, presidente. He manifestado en esta carta lo que pienso una vez leída la suya. No pretendo ofender, no es mi estilo, aunque un punto de agresividad crítica y de ironía, no suelen faltar en mis escritos. Pero siempre con el debido respeto, en este caso hacia el ciudadano y hacia el presidente. Le rogaría, no obstante, abandone su novedoso estilo de gobernar a través de cartas y retiros monacales, que considero, no benefician a nadie, incluido usted. Atentamente.

martes, 11 de junio de 2024

Sumidos en la vulgaridad y la codicia

 

Escuchar a la portavoz del gobierno, tras el consejo de ministros, defendiendo a la esposa del presidente del gobierno, tras su imputación, de la que afirman se han enterado por los medios de comunicación, como mínimo causa sorpresa y asombro, ya que constituye una inadmisible y rechazable manera de instrumentalizar el ejecutivo para justificar a una persona con una vinculación familiar directa con el presidente del gobierno.

Y lo ha llevado a cabo, con el siguiente aserto literal: “absoluta tranquilidad porque aquí no hay nada de nada”, en una brillante e incalificable toma de postura, no exenta de la correspondiente influencia en la opinión pública que dicha  decisión puede tener a tan alto nivel, que de ninguna manera le corresponde, pues no atañe a sus funciones, excediéndose absolutamente en las mismas, en algo que solamente compete a la justicia.

Órgano al que la falta de respeto que muestran hacia él, ha llevado a la Unión Europea a darles varios toques de atención en respuesta a las denuncias llevadas a cabo por dicho motivo, tanto por organismos privados como públicos, justicia que es quién tiene la palabra en este asuntos y otros similares, pero que nunca puede ser sustituida, de ninguna manera por parte interesada.

 Y no lo puede ser en ningún caso, ya sea por razón familiar, como en este que nos ocupa, ni en ningún otro, y menos aún cuando como en el presente caso se trata de la representación de la voz del gobierno a través de su portavoz, que solamente debe conocer de los asuntos tratados en dicho Consejo, y no de la defensa de la esposa del presidente – que como todos los ciudadanos goza de la presunción de inocencia -, y al que con estas declaraciones ha querido arropar dicho consejo de ministros, con una defensa intempestiva de su esposa, que no corresponde a dicho organismo, sino al poder judicial correspondiente.

No contentos con esta salida de tono, con esta intolerable e imparcial intromisión en asuntos que no le competen, culpan de la posible imputación, a la tan cacareada máquina del fango, en una acción chabacana y ordinaria más del ridículo y arrabalero lenguaje que vienen utilizando los integrantes de un gobierno, comenzando por su presidente, cada día más instalado en la mediocridad y el esperpento impropio de un ejecutivo serio, sensato y responsable, navegando a la deriva que hace agua por todas partes.

Vulgares y codiciosos, éstos progresistas, que así graciosamente se hacen  llamar, huyen de cualidades como la tolerancia y la generosidad, que en consecuencia debiera adornar su obra y gobierno, y se comportan con soberbia, egolatría, y una incalificable y desmedida ambición, por el poder, al que con suma facilidad y rapidez se adaptan, lo que los descalifica como progresistas, y sobre todo, como gobernantes dignos de ostentar esta condición.

sábado, 8 de junio de 2024

Carta abierta al Diablillo de Segovia

 

Mi muy mejor amigo:

Me entero con cierto pesar, que te trasladan, que te desalojan de tu privilegiada atalaya, para acomodarte en otro lugar de tu adorada ciudad de Segovia, desde dónde podrás seguir contemplando tu colosal obra, aunque no disfrutarás de tan mágicas, preferentes y soberbias  vistas sobre las imponentes y grandiosas arcadas del acueducto que tú, su inmortal arquitecto y constructor, decidiste iniciar hace milenios, para goce y disfrute de todos, incluidos aquellos que no pueden creer que lo llevaras a cabo en una sola noche, que aseguran, sólo es una leyenda, que ni tú, ni la aguadora tuvisteis nada que ver, que todo es una historia amable que alguien en su día inventó para ilustrar la magia de tan hermosa y eterna obra, que como tú, perduraréis, ajenos a la insensata dictadura del tiempo.

Espero sepas disculpar a quienes aún te niegan el derecho a estar ahí, a ocupar ese lugar, recurriendo a escrúpulos diversos que a pocos convencen, siempre con ese gesto bonachón y sonriente que a nadie debería molestar y mucho menos ofender recurriendo a sentimientos religiosos, éticos o morales que no pueden justificarse de ninguna manera, pues ni tú, simpático personaje, ni la intención de exponerte al público, pueden mover a agravio a quienes  carecen del más elemental sentido de un necesario y sano humor, a la par que artístico e histórico, incapaces de reconocer que con tu singular presencia, has logrado añadir otro atractivo más a esta hermosa ciudad, que la inmensa mayoría, y no dudo que eres consciente de ello, se siente encantada con tu entrañable presencia.

Ahora, cuando se plantea tu traslado y muchos desearíamos que continuaras donde te encuentras, nos gustaría conocer tu opinión, saber si desearías un lugar más resguardado de las inclemencias del tiempo, más a cubierto, dónde dispusieras de una intimidad de la que allí no gozas, huyendo un poco de una masificación que ha de apabullarte, de molestarte incluso, siempre rodeado de gente que desea replicar tus eternos  selfies, sentarse a tu lado, tocarte y manosearte, en una permanente manifestación de calor humano que lógicamente, aunque te halague, a la larga ha de cansarte, por lo que entendería que quisieras cambiar de aires, aunque para ello, para poder decidir, necesitarías saber adónde pretenden trasladarte.

Amigo mío, mi muy mejor diablillo, no puedo ocultarte que conozco el nuevo lugar adónde te llevarán, que te confieso que no me satisface - aunque he de decirte que no lo haría ningún otro – que será en una plaza, lugar demasiado convencional para ti, no muy lejos de dónde ahora te hallas, que también tendrás muy cerca tu obra, tu acueducto, pero no con la visión de las imponentes arcadas que ahora disfrutas, menos altas, más al comienzo de tu obra, que estará junto al instituto dónde enseñó Antonio Machado, que todos los días contemplaba, recorría  y admiraba tu obra en su diaria caminata de ida y vuelta desde su pensión hasta el instituto.

Resulta curioso que el lugar dónde te encuentras está muy próximo a la Normal de Magisterio dónde estudié, así como que la Plaza Díaz Sanz, adónde pretenden trasladarte, es la misma dónde viví varios años en una pensión, mientras estudiaba Magisterio, por lo que ya ves, casualidades de la vida, estudié al lado de dónde llevas años asentado y residí junto al lugar dónde ahora te quieren instalar, a pocos metros, con una hermosa visión del acueducto pero en absoluto comparable con la que has disfrutado durante estos años.

Desde dónde ahora te encuentras, se disfruta de una hermosa contemplación de tu grandiosa construcción, que extasía a quién pasa a visitarte, como tu imagen, que se adivina desde el inicio de la calle San Juan, algo que en ambos casos será imposible en tu nuevo emplazamiento, más oculto a la vista del paseante ocasional que callejea por Segovia, dónde imagino que, pese a la más que posible tranquilidad de la que dispondrás, echarás de menos el ajetreo continuo de quienes en coche, móvil en mano, o andando, disfrutando de tu amable compañía, se dirigen desde, o hacia la plaza mayor, trayecto que perderá un punto de interés si no volvemos a verte allí, plácidamente sentado.

Te deseo lo mejor, amigo diablillo, tanto si continúas dónde estás como si te trasladan a otro lugar, adónde estoy seguro te sentirás también continuamente admirado, sin prejuicio alguno ya sobre tu derecho a ocupar un lugar en Segovia, porque formas parte de la ciudad, de su paisaje y su paisanaje que te ha adoptado gustosamente y para siempre. Solamente, te ruego, nos permitas abrigar una insignificante, pequeña, pero sutil duda: algún día tendrías que hablarnos acerca del papel que jugaron los Romanos, que andaban por aquí en aquellas fechas, y que se empeñan en rivalizar contigo acerca de su construcción. En cuanto a mí, quiero que sepas que a este respecto, no albergo duda alguna.

 Un fuerte y amable abrazo de mi parte, de cuántos te admiran y respetan, que son multitud, y de tu inseparable acueducto al que seguirás unido en tu nuevo emplazamiento, algo que no podemos negarte, y adónde estoy seguro seguirás disfrutando de nuestro mejor y más agradecido aprecio. Gracias por la magnífica obra que nos legaste, y gracias a la aguadora que a ello te incitó. Por todo ello te ruego aceptes nuestras muy mejores y sinceras gracias por los impagables y entrañables años que durante este tiempo nos has regalado. Atentamente: tu muy mejor amigo.

La culminación de la infamia

 

Hoy no es un día en el que este país pueda celebrar la fiesta de la igualdad ante la ley, sin la cual cualquier mención a la democracia pierde todo su sentido, porque con la aprobación de la amnistía, se han roto todos los lazos que se habían logrado conformar en torno a una de las más bellas y delicadas odas que se puedan entonar a la libertades y derechos humanos como es el reconocimiento expreso de nuestra Constitución a la no discriminación ante la ley, a la equiparación absoluta de todos los ciudadanos por parte de los tribunales de justicia, al derecho a ser tratados por ellos en condiciones de estricta igualdad.

Es un día para no olvidar, para mantener en la memoria la infamia de una decisión tomada por un gobierno injusto y desleal con nuestra ley suprema y, sobre todo, con los ciudadanos a los que se les ha engañado miserablemente, porque se les ha hurtado el reconocimiento de su derecho a ser reconocidos como iguales ante la aplicación de la las leyes, y porque se les prometió por activa y por pasiva, que la amnistía que ahora se ha aprobado, jamás se llevaría a efecto, que era anticonstitucional, que nunca se aprobaría, que no entraba en su programa de gobierno.

Y ahí están las hemerotecas para constatarlo, y dejar constancia clara y expresa de su innata capacidad para mentir, sin que se sonrojen lo más mínimo, a sabiendas de que sus incondicionales, que no tienen inconveniente en dejarse engañar, y quienes ingenuamente los creyeron, los votarían sin dudar, en un alarde de una soberbia y falta de escrúpulos, que no tiene fácil parangón en nuestra corta democracia, y del que el jefe del ejecutivo es su mayor representante, seguido por la incondicional cohorte de sus inefables ministros y de los socios de gobierno de toda índole, que tienen la desfachatez de denominarse progresistas.

A nadie se le debería escapar a estas alturas, que la aprobación por un puñado de votos de esta desmedida e interesada ley, no es sino el acto expreso y acordado de inmunidad por votos, algo que a estas alturas se le sigue ocultando a los ciudadanos cuando  con perversas intenciones se les engaña con la malévola cantinela de que se lleva a cabo para pacificar una región de este país, o para desligar la justicia de la política cuando afirman que la justicia está politizada, y viceversa.

en un hipócrita intento de falsear unos hechos, que no constan de ninguna manera en nuestro país, que se ninguna manera se dan, y que no han tenido inconveniente en utilizar con harta frecuencia, a sabiendas que calarían en parte de una ciudanía a la que saben llegarían con clara y lamentable rotundidad, influyendo en su ánimo de tal forma que lograrían su poyo incondicional.

Y no cabe duda que lo han conseguido, que esa interesada, fraudulenta y adulterada justificación, ha llegado a muchos ciudadanos, que les han otorgado una credibilidad que no merecen, aunque afortunadamente, sin duda, son muchos más los que hubieran deseado poder mostrar su rechazo ante una medida de tal calibre, que hubiera necesitado de una votación popular, de un referéndum, para sancionar una ley de tanta trascendencia. Pero eso no les interesa, ya que saben que lo perderían, y con ello los privilegios comprados con la aprobación de dicha ley.