Si
por algo destaca este gobierno, siempre embarcado en alguna extraña y
disparatada travesía, es por su innata capacidad para dar la nota, para iniciar
alguna alocada aventura y no por dedicarse a lo que debiera, a gobernar, sin
aspavientos continuos que tienen en permanente alerta a unos ciudadanos que no
dan crédito a lo que ven, con injerencias continuas en el poder judicial que ya
le han supuesto varias advertencias por parte de la Unión Europea, aunque no es
nada que les preocupe en exceso, ya que pese a ello, no cesan en sus continuas
extralimitaciones con el tercer poder del Estado.
Y
así, con frecuencia nos encontramos con alguna nueva ocurrencia del ministro de
transportes, léase el bulldog del gobierno, con algún nuevo improperio del
inefable fiscal general enfrentándose, siempre servil, a los fiscales, jueces y
demás representantes de la judicatura, que su amo y señor al que diligentemente
sirve, pudiera ordenarle en cualquier momento, a la hooligan y viceprimera
ministra, que caso de no estar ocupada alabando, halagando y vitoreando al jefe,
quizás pueda dedicarse a encontrar los trapos sucios de vaya usted a saber qué
primo, cuñado o lo que malévolamente surja, que pueda utilizarse para enfangar
al contrincante de turno que se nos antoje.
Y ya
que estamos en ello, no podemos dejar de lado al superministro con tres
carteras, Presidencia, justicia y relaciones con las cortes diseñado expresamente para ejercer un control
absoluto sobre todo aquello que ose moverse, y que quedará registrado de
inmediato para informar al jefe del ejecutivo, al que debe lealtad y obediencia
absoluta, que para eso lo puso ahí, cual eficaz espía, con un considerable
poder que ejerce eficazmente.
Recientemente, este singular ejecutivo, encarnado
en su Presidente, ha tenido que escuchar cómo la Asociación Mayoritaria de Jueces,
ha calificado la amenaza del Presidente del Gobierno de cambiar la ley, si no
se renueva el Consejo General del Poder Judicial, de “atropello constitucional”,
hecho sumamente serio y de una gravedad extrema, pero que no suele hacer mella
en ellos, ya que a tales avatares están acostumbrados, sin que se inmuten lo
más mínimo. Un absoluto despropósito y una carencia total y sumamente
despectiva de los valores democráticos más elementales, como ha demostrado con
la concesión de una amnistía, que se resume en un infame intercambio de
inmunidad por votos.
En
otra categoría entran los problemas legales de la esposa del presidente, que él
de alguna forma ha utilizado para tratar de rentabilizarlos políticamente, y en
otro orden de asuntos, impagables los momentos que nos ha dedicado con los
shows – así los han calificado en Europa – del monacal presidente en su retiro
de cinco días, para reflexionar sobre una cuestión cuyo desenlace, multitud ya
conocíamos de antemano, acompañada de la misiva correspondiente, así como la segunda carta, por ahora la última, que han
constituido todo una demostración de la indudable capacidad de dar espectáculo de
este presidente, con una facilidad extrema para sobreactuar.
Pues
bien, llegados aquí, y para dejar bien claro la capacidad para la inventiva y
la improvisación del jefe del ejecutivo, cabe recordar que después de la
segunda carta, afirmó con rotundidad que se proponía llevar a cabo una
regeneración democrática, por lo que al día siguiente, al referirse a la
oposición, se dirigió a ella y a sus representantes como máquina del fango, con
lo que quedó bien claro lo que piensa de dicha regeneración.
Aunque
pudiéramos continuar con ejemplos varios que denotasen en qué forma emplean su
tiempo nuestros gobernantes, funambulistas empeñados en moverse permanentemente
en la cuerda floja, vamos a dar por terminado este análisis con el último
equilibrio descrito por el presidente, que afirma ha decidido dictar antes del
verano “una serie de medidas destinadas a mejorar la calidad democrática”. Sin
comentarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario