miércoles, 19 de junio de 2024

Mareando la perdiz

 

Si por algo destaca este gobierno, siempre embarcado en alguna extraña y disparatada travesía, es por su innata capacidad para dar la nota, para iniciar alguna alocada aventura y no por dedicarse a lo que debiera, a gobernar, sin aspavientos continuos que tienen en permanente alerta a unos ciudadanos que no dan crédito a lo que ven, con injerencias continuas en el poder judicial que ya le han supuesto varias advertencias por parte de la Unión Europea, aunque no es nada que les preocupe en exceso, ya que pese a ello, no cesan en sus continuas extralimitaciones con el tercer poder del Estado.

Y así, con frecuencia nos encontramos con alguna nueva ocurrencia del ministro de transportes, léase el bulldog del gobierno, con algún nuevo improperio del inefable fiscal general enfrentándose, siempre servil, a los fiscales, jueces y demás representantes de la judicatura, que su amo y señor al que diligentemente sirve, pudiera ordenarle en cualquier momento, a la hooligan y viceprimera ministra, que caso de no estar ocupada alabando, halagando y vitoreando al jefe, quizás pueda dedicarse a encontrar los trapos sucios de vaya usted a saber qué primo, cuñado o lo que malévolamente surja, que pueda utilizarse para enfangar al contrincante de turno que se nos antoje.

Y ya que estamos en ello, no podemos dejar de lado al superministro con tres carteras, Presidencia, justicia y relaciones con las cortes  diseñado expresamente para ejercer un control absoluto sobre todo aquello que ose moverse, y que quedará registrado de inmediato para informar al jefe del ejecutivo, al que debe lealtad y obediencia absoluta, que para eso lo puso ahí, cual eficaz espía, con un considerable poder que ejerce eficazmente.

 Recientemente, este singular ejecutivo, encarnado en su Presidente, ha tenido que escuchar cómo la Asociación Mayoritaria de Jueces, ha calificado la amenaza del Presidente del Gobierno de cambiar la ley, si no se renueva el Consejo General del Poder Judicial, de “atropello constitucional”, hecho sumamente serio y de una gravedad extrema, pero que no suele hacer mella en ellos, ya que a tales avatares están acostumbrados, sin que se inmuten lo más mínimo. Un absoluto despropósito y una carencia total y sumamente despectiva de los valores democráticos más elementales, como ha demostrado con la concesión de una amnistía, que se resume en un infame intercambio de inmunidad por votos.

En otra categoría entran los problemas legales de la esposa del presidente, que él de alguna forma ha utilizado para tratar de rentabilizarlos políticamente, y en otro orden de asuntos, impagables los momentos que nos ha dedicado con los shows – así los han calificado en Europa – del monacal presidente en su retiro de cinco días, para reflexionar sobre una cuestión cuyo desenlace, multitud ya conocíamos de antemano, acompañada de la misiva correspondiente, así como la  segunda carta, por ahora la última, que han constituido todo una demostración de la indudable capacidad de dar espectáculo de este presidente, con una facilidad extrema para sobreactuar.

Pues bien, llegados aquí, y para dejar bien claro la capacidad para la inventiva y la improvisación del jefe del ejecutivo, cabe recordar que después de la segunda carta, afirmó con rotundidad que se proponía llevar a cabo una regeneración democrática, por lo que al día siguiente, al referirse a la oposición, se dirigió a ella y a sus representantes como máquina del fango, con lo que quedó bien claro lo que piensa de dicha regeneración.

Aunque pudiéramos continuar con ejemplos varios que denotasen en qué forma emplean su tiempo nuestros gobernantes, funambulistas empeñados en moverse permanentemente en la cuerda floja, vamos a dar por terminado este análisis con el último equilibrio descrito por el presidente, que afirma ha decidido dictar antes del verano “una serie de medidas destinadas a mejorar la calidad democrática”. Sin comentarios.

No hay comentarios: