No se
recuerdan tiempos tan enrarecidos políticamente hablando, a la par que confusos,
excesivos y llenos de una tensión institucional tal que han conseguido romper
la paz existente durante decenios, pese a quienes se empeñan en tergiversar los
hechos, retorciéndolos de tal modo y manera que mediante la artera, interesada
y egoísta utilización de los mismos, han llegado a la infame conclusión de que
la pretendida y supuesta pacificación y normalización de determinado territorio
del País, exigía de una medida de gracia, que no ha sido sino una descarada y
vulgar toma de posición que se ha
limitado a cambiar el olvido y el borrado de flagrantes delitos por parte de
quienes infringieron gravemente las leyes, por los votos necesarios para
continuar en el poder, es decir, cambiando inmunidad por votos.
Y lo
han llevado a cabo ante una opinión pública que en su inmensa mayoría se ha
opuesto a una amnistía, hoy ya aprobada en el Congreso, que no ha tenido
oportunidad ni ocasión para oponerse de hecho, ya que pese a manifestarse en su
mayoría en contra de dicha medida, expresada a través de las redes sociales, y
diversas manifestaciones de diversa índole, no han sido suficientes, ni han
tenido el valor ejecutivo necesario para impedir dicha acción, que finalmente
se llevará a cabo si las medidas que aún quedan por parte de algunos jueces y
tribunales, no lo impiden.
Resulta
indignante que los gobernantes que han aprobado esta amnistía pretendan engañar
a la población con la falsa y deshonesta justificación de que lo han llevado a
cabo por la supuesta y estrafalaria normalización de una región, Cataluña, que
necesitaba de una estabilidad social, para lo que debían perdonar, olvidar y borrar
numerosos delitos cometidos por decenas de personas que ahora se ven libres, a
cambio de mantener con sus votos la estabilidad de un gobierno y su
presidente, ávidos de un poder y una
ambición que no conoce límites.
El
desconcierto ciudadano es tal, pese a no parecer tan manifiesto, que aún siendo
estos hechos tan evidentes, no han sido lo suficientemente efectivos como para
poder detener semejante ignominia, otorgando un perdón de forma tan inmoral y
deshonesta, que además ha llevado a engaño a los suyos, ya que la hemeroteca no
miente, y así, repitieron innumerables
veces que la amnistía era inconstitucional, y jamás se aprobaría, pero la
realidad ha sido muy distinta, por lo que incontables partidarios del gobierno,
ante el engaño y la correspondiente y frustrada indignación, mostraron su enojo
y disgusto ante tamaña farsa perpetrada por los suyos.
No
contentos con ello, y ante la estupefacción general, la amnistía se ha llevado
a cabo por parte del gobierno con nocturnidad y alevosía, llevando la desfachatez
a tal extremo, que a los autores de los delitos se la han confeccionado a
medida, de acuerdo con ellos, en largas horas de negociaciones, como si se
tratara de dos partes mercantiles negociadoras con intereses comunes, tratándose
de igual a igual, cuando hablamos de un poder institucional, el tercer poder
del Estado, el judicial, frente a quienes cometieron delitos, como si se
tratase de una auto amnistía, en una ceremonia de la confusión, que
difícilmente tiene parangón en la historia de la democracia de España, y que
pese a las apariencias que nos quieren hacer ver, tiene desconcertados,
confusos y desorientados a una importante mayoría de los ciudadanos de este
País, que seguramente no olvidarán tamaña afrenta llevada a cabo en contra de
la población, por unos dirigentes políticos sin escrúpulos, y con una ambición
desmedida.
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