viernes, 23 de agosto de 2024

La política del Talión

 

Esperábamos que la falta de escrúpulos de este ejecutivo le llevaría muy lejos en su desmedida ambición por conservar el poder, pero a la vista de los acontecimientos, ha superado con mucho unas expectativas que se han visto absolutamente desbordadas por unos hechos que denotan que su supervivencia justifica plenamente cuantas acciones llevan a cabo, como si se tratasen de una sociedad limitada, comerciando con las instituciones, con las leyes y con cuantos resortes de poder obren a su alcance, para mercadear con ellos, para rentabilizarlos como si de una SL se tratara, como si el Estado les perteneciera y pudieran disponer de él a su antojo.

Todo ello con una estrategia claramente definida y estudiada al milímetro, con una técnica simple y eficaz, basada en el intercambio de los apoyos necesarios para, por ejemplo, cambiar inmunidad por votos, como en el caso de la amnistía, para sacar adelante una legislatura o una presidencia, como en Cataluña a cambio de un precio infame, léase la singular fiscalidad catalana. En definitiva, mercadear con quien corresponda, para en cada caso, comprar y vender, no importa qué,  no importa con quién, si de mantener el poder se trata.

Jamás se ha visto nada igual en política, nunca se ha contemplado una desesperada y tenaz voluntad por mantener el poder al precio que sea, a cambio siempre de conceder prebendas de todo tipo - que no les pertenecen - por votos, jugando con intereses estatales, con órganos e instituciones de la administración, determinando discriminaciones sin cuento que suponen agravios comparativos entre Comunidades, y por ende, entre ciudadanos.

Lo último que han decidido llevar a cabo en esta guerra sucia para desprestigiar y perjudicar a la oposición, es la investigación de la vida privada y pública de los familiares más allegados de sus opositores políticos principales, con el objeto de cargar sobre ellos cuanto puedan hallar, en una maniobra vil y despreciable, que anuncian a bombo y platillo, pidiendo a sus bases que señalen a cualquier familiar próximo de quién sospechen la mínima irregularidad que pueda llevarles a utilizarlo contra el contrincante político.

Una maniobra, una artimaña, unos manejos impropios de cualquier persona o entidad respetable, y más aún cuando de un gobierno de un país se trata, y que responde a una contraofensiva por la situación legal en la que se encuentran familiares cercanos al presidente, como si esta actuación de urgente búsqueda fuese una respuesta a esa situación, una especie de venganza que los equipare, por lo que ya imaginamos a la hooligan del gobierno,  la ministra de hacienda, buceando en archivos y recónditos rincones de su ministerio, en busca de material sensible para lanzarlo contra sus contrincantes,  a través de hermanos, primos o un familiar lejano que retrasó un pago, allá por la década de los noventa.

Es la aplicación de la ley del talión que establece el “ojo por ojo y diente por diente”, en una demostración más de la desesperada huida hacia delante de este ejecutivo, cuya soberbia no le permite perder un ápice de poder, ni reconocer dar un paso atrás, ni mucho menos ser conscientes de los errores cometidos, ni asumir que el desprestigio les va comiendo terreno frente a sus opositores, algo que les resulta absolutamente insoportable,  acostumbrados como están a ejercer el mando y el control total, sin ataduras ni límites de ningún tipo.

jueves, 15 de agosto de 2024

El perverso encanto del poder

 

Habló – es un decir – el bulldog del gobierno, y hasta las avecillas del bosque dejaron de trinar. Asustadas quedaron por los atronadores improperios del ariete presidencial, que lejos de ocuparse de lo suyo, de los transportes, que están hechos unos zorros desde que llegó, aquejados de continuos sobresaltos de todo tipo, que él trata de evadir, se dedica a aquello para lo que fue diseñado en este gobierno: incordiar, insultar, molestar e incomodar, a la par que faltar el respeto y ningunear al poder judicial, una de sus diversiones favoritas, que resultan inauditas por rechazables y ofensivas, sobre todo cuando proceden de un miembro del gobierno, ejecutivo que por este motivo ya ha sido advertido en varias ocasiones por la institución pertinente de la Unión Europea, sin que ello suponga una rectificación.

En sus últimas declaraciones, se atreve  a censurar al Supremo por no aplicar la amnistía al titiritero catalán – al que han dejado escapar otra vez - algo que ansían con auténtico fervor, y que presumen el Constitucional corregirá, lo que les ha supuesto una llamada de atención de ambos tribunales, algo que no les preocupa en exceso, como en el caso de las llamadas de atención de Europa, ya que ellos se consideran representantes de los tres poderes del estado, y pueden en consecuencia ejercer en cada momento las funciones correspondientes que más les interesen, tal es el grado de la ególatra soberbia en la que se han instalado.

Si además tenemos presente que este comportamiento cada vez más autoritario, más despectivo, lo comparten todos los miembros del gobierno, sin fisuras, con la consigna del todos a una, el bloque se siente cada día más fuerte, y así se permiten el lujo de turnarse a la hora de intervenir, cada uno desde su elevado atril, para defender la acción de conjunto, mejorar la imagen – algo que les ocupa y preocupa en grado extremo – y mostrarse como un sólido y desafiante bloque ante los “perversos” contrincantes que se atreven a desafiarlos, criticando su “inmejorable” labor, algo que no permiten que nadie ponga en cuestión, cuando la única e incuestionable verdad, es que gestionan, que no gobiernan, con el único y obsesivo objetivo de perpetuarse en el poder a toda costa.

Se permiten tomar partido como gobierno a favor de la esposa del presidente, incluido el ministro de justicia, en un ejercicio de una absoluta falta de neutralidad  y de una discriminación rechazable ante un caso en el que la persona investigada es una ciudadana más, como lo es el presidente, cuando ha de prestar declaración ante un juez, aunque ambos no sólo se negaron a declarar, sino que a renglón seguido, lo denunciaron por prevaricación, derecho que los asiste, pero que es muy ilustrativo del talante de ambos.

En este orden de hechos, el presidente tiene aún pendiente la investigación de su hermano, sobre el que la jueza del caso ha solicitado un informe al ministerio de hacienda, dirigido por la hooligan del gobierno, a la sazón viceministra primera, que lo ha emitido en sentido favorable, ante cuya lectura, un exdirector de la Agencia Tributaria, ha afirmado que le parece una infamia, aunque para el conjunto del gobierno, al igual que en los casos del presidente y su esposa, muestren una absoluta unanimidad a la hora de absolverlos de toda responsabilidad: nobleza, lealtad y apego al poder, obligan.

Algo ha de tener el poder que tanto subyuga a quién llega a tocarlo. Sorprende cómo la línea de actuación de este ejecutivo, desde sus comienzos, ha sido siempre la de mantenerlo a toda costa, y así ha cedido, concedido, vendido, amnistiado y legislado, a pesar de todo y pese a todos, cuanto fuera necesario a cambio de los votos precisos con los que mantener esa inapreciable joya, que el presidente y su grupo de fieles, incluyendo a sus socios de gobierno, tanto estiman y valoran.

¡Quién lo iba a decir! tan progres ellos, tan reivindicativos y tan antisistema cuando ni soñaban con tocar poder, y ahora lo disfrutan como el resto, de los que han aprendido todas las malas artes y prácticas del poder, todos los truculentos manejos y todas las arbitrariedades propias que antes criticaban a rabiar  y ante las que ahora callan y guardan silencio. Imaginen cual hubiera sido su actitud ante la detestable fiscalidad singular para Cataluña. Y es que  dónde se encuentran ahora están muy calentitos, y fuera hace mucho frío: el irresistible y perverso encanto del poder.

Un gobierno fallido

 

Mientras el socialista Illa, en su discurso de investidura en el Parlament, proclamaba a los cuatro vientos la petición de la aplicación inmediata de la amnistía, sin subterfugios ni dilación alguna, Puigdemont, después de entrar en el país y soltar su discurso a unos metros de allí, escapaba de nuevo, saltándose todos los controles policiales montados a su alrededor, en una esperpéntica huida, absolutamente inexplicable, salvo que contase con ayudas de todo tipo que se lo hayan facilitado.

Un espantoso ridículo, uno más, que se cierne sobre este fallido gobierno empeñado en seguir al mando al precio que sea, cuyo presidente, cada vez más aislado y contestado, incluso entre los suyos, parece haber decidido elegir la táctica del avestruz, y seguir adelante pase lo que pase, escondiéndose en su palacete después de dar la orden de seguir adelante, cediendo, concediendo y asumiendo cuanto pidan y exijan quienes fueren, y de allá,  no importa, de dónde procedieren sus demandantes.

Lo sucedido en el día de hoy, sobrepasa, una vez más, todas las fechorías imaginables cometidas por un ejecutivo fallido, que no gobierna, que apenas gestiona, y que se halla en un proceso de descomposición tal, que ya no se reconoce ni a sí mismo, con un desprecio absoluto y manifiesto hacia la separación de poderes, como demuestra su continua y vejatoria actitud despectiva hacia el poder judicial, por lo que tantas veces ha sido denunciado por la Unión Europea, ante las numerosas denuncias presentadas ante ella.

La fiscalidad singular concedida a Cataluña, ha supuesto  una felonía más de este ejecutivo hacia la equiparación de las Comunidades y sus ciudadanos, que ha logrado que los barones socialistas se pronuncien en contra de semejante barbaridad discriminatoria.

Lo sucedido hoy en Barcelona es impropio de un país demócrata, y sólo el gobierno central tiene la absoluta responsabilidad de lo sucedido, ya que el control de las fronteras es de su incumbencia, y en cualquier caso, es imposible que desconociera el esperpento y el bochorno que este país sufrirá hoy a causa de unos hechos que se han ido fraguando poco a poco a través de todo este tiempo pasado, durante el cual se ha hecho todo lo posible para no detener a un fugado de la justicia al que se le han dado todas las facilidades para eludir su detención, con el fin de evitar enfrentamientos con quienes han de mantener en la Moncloa a quien preside este impresentable y fallido gobierno, ávido de una ambición sin límites.

Contemplar las imágenes de Barcelona sometida a la operación jaula, cercada por las fuerzas del orden, en busca del fugitivo, que otra vez se ha dado a la fuga, rodeado de un ejército de policías, causa asombro, enojo y, sobre todo, indignación. Sólo un gobierno como el que sufrimos, sospechoso de colaborar con estos hechos, directamente o a través de otros, o al menos de mostrar una incalificable inacción, puede llegar a esta demostración de una ineptitud  vergonzante que lo descalifica para ejercer su labor.

sábado, 3 de agosto de 2024

Su dimisión, Presidente

 

Ha roto todas las barreras, ha traspasado cuántas líneas rojas ha encontrado a su paso y ha destrozado todas las esperanzas de quienes aún creían en usted, ha llevado a cabo una temeraria huida hacia adelante que inexorablemente le conducirá a un precipicio sin fondo dónde terminará su alocada carrera que comenzó hace ya demasiado tiempo, y adónde pretende arrastrarnos a todos los que hemos tenido la desdichada suerte de compartir su tiempo, y a los que no nos queda otra, como a él, que pedirle una dimisión que en cualquier caso llegaría ya tarde dadas las circunstancias, pero que estaríamos encantados de aceptar.

Y es que sería sumamente deseable, ya que lograría ahorrar a este país, y por ende a sus ciudadanos, mas frustración y desconsuelo, al tiempo que una indignación y un agobio, que resultan insuperables para una población harta ya de la soberbia y la chulería ególatra que destila por todos los poros de su cuerpo, que no se cansa de decorar de un arrogante y pedante progresismo, cuando su vida y obra como político no dan sino para una altiva y acelerada demostración de un autoritarismo galopante del que hace gala constantemente, hasta extremos que ha levantado en los medios de comunicación adjetivos  extremadamente duros que lo sitúan en posiciones muy alejadas del personaje político demócrata que ostenta y representa.

Nada le ha detenido en su desmedida ambición de mantener el poder a toda costa, desde la amnistía, léase inmunidad por votos, hasta cesiones de todo tipo, a quién fuese y cuando fuere, ya sean de tipo político, económico o del signo que sea. Jamás renunciará a negociar su permanencia en el poder. No conoce la honestidad y la honradez en política,  no posee escrúpulos de ningún tipo, la soberbia es su razón de ser, y la ambición por el poder su objetivo absoluto e irrenunciable. Jamás renunciará a una ocasión de afirmar su posición, cueste lo que cueste, no importa lo que ello suponga para el Estado, ya que da la impresión de que le pertenece en exclusiva y sus objetivos coinciden con los suyos.

Si a todo esto sumamos un gobierno compuesto por fieles entregados al cien por cien  a su jefe, que lo ha diseñado a su medida, con una vicepresidenta primera ejerciendo de hooligan permanente, siempre dispuesta a alabar y halagar a su venerado jefe, a gritarle que no se vaya, que se quede, cuando llevó a cabo la bufonada del retiro conventual que le ha desacreditado en Europa, dónde desde entonces lo conocen como el “showman”, dada la excentricidad de su ridículo comportamiento impropio de un presidente del ejecutivo.

Impresentable el ministro de transportes, auténtico bulldog del gobierno, siempre dispuesto a enfrentar y bregar lo que sea menester, y al intrigante e inquietante superministro con tres carteras, entre ellas la de justicia, que se permite el lujo, como los demás, de hacer causa común con la esposa del presidente en su causa judicial, en un ejemplo de discriminación y de una absoluta  imparcialidad que no se pueden permitir, a la par que convierten estos hechos en una asunto de Estado, cuando es un asunto particular de ellos como ciudadanos sujeto a la acción de la justicia. Mención aparte, porque no pertenece al gobierno, es el intrigante fiscal general, fiel siervo de su amo.

Destacar corresponde, porque es de suma relevancia, la falta de respeto de todo el ejecutivo por el poder judicial y los jueces, a los que no desaprovecha  ocasión de ningunearlos y que le ha supuesto reiterados avisos de la Unión Europea, algo que debería sumirlos en la vergüenza más absoluta pero que a ellos no les inmuta. Destacar la declaración del presidente ante el juez, al que no respondió a sus preguntas, y al que a renglón seguido, y de inmediato, soberbia incluida, denunció por prevaricación.

Si a todo lo expuesto sumamos la última algarada del presidente, concediendo unos privilegios fiscales a Cataluña que suponen una insoportable e inadmisible afrenta a la equiparación fiscal entre las comunidades de este sufrido país, que ha levantado airadas protestas entre algunos barones del partido, una concesión más, un pago más, como siempre, para comprar los votos de los catalanes para la consecución de los objetivos, que en última instancia coinciden como de costumbre con los suyos propios, no nos queda más remedio, y es por lo tanto nuestra decisión ineludible, y siempre por nuestro bien y el de nuestro país, pedir la inmediata dimisión del presidente del gobierno.

El Renacimiento como objetivo

 

En estos tiempos de vértigo que vivimos, con una lamentable ausencia de creatividad, dominados por la inteligencia artificial que pugna por relevarnos de nuestras capacidades ya bastante minoradas, acuden a nuestra memoria los gigantes de  la época más brillante del florecimiento de las artes de la historia de la humanidad, como la pintura, la escultura y la arquitectura, entre otras artes, que sobresalieron de una forma tal, que con una impetuosidad y una pujanza  que seguramente nunca volverá a repetirse, logra congraciar en parte a los seres humanos con una redención necesaria, ante tanta vulgaridad actual, tanta violencia, y tantos destrozos y desvaríos de toda índole como ha cometido a lo largo de su existencia en este planeta Tierra.

Los siglos XV y XVI, sobre todo en Italia, dónde los mecenas jugaron un importante papel – Los Medici, Sforza, Gonzaga - el arte en general alcanzó cotas inimaginables para la época, que aún hoy, siglos después, sigue maravillando a los amantes de la belleza, que siguen extasiados ante la contemplación de infinidad de obras que nos legaron los numerosos genios que surgieron, fundamentalmente en Florencia, Venecia y Roma, que llenan los museos de estas ciudades, y las de todo el mundo, en una admirable y gloriosa demostración de la enorme capacidad del ser humano por ingeniar, desarrollar y materializar el amor por la belleza, la elegancia, y la irresistible atracción que a través de su perfecta armonía llena los sentidos al contemplar una hermosa obra de arte.

Fueron tantos los talentos que brillaron durante el Renacimiento, que citarlos a todos supondría una ingente tarea, excesivamente larga, que conllevaría el riesgo de dejar de lado a alguno de ellos, lo que constituiría una  imperdonable omisión, que ni debemos ni podemos permitirnos, ya que su ausencia, dejaría incompleto el relato de éstos irrepetibles genios del arte, lo que podríamos calificar de una absoluta injusticia histórica que cometeríamos, nosotros, los mortales, humanos insignificantes, ante estos dioses, gigantes del Renacimiento, del Quattrocento y Cinquecento, que merecen toda la admiración y el respeto de una humanidad agradecida por la belleza que a través de sus obras nos legaron.

Imposible destacar a alguno de estos talentos, ya que supondría no sólo una desconsideración hacia los demás, sino un manifiesto e injusto error, ya que cada uno de ellos, desarrolló una hermosa e ingente obra, que no debe ser comparada con los demás, ya que poseen características propias que la hacen exclusiva, diferente y original para cada uno de ellos, alimentando así, la variedad, la magnitud y la grandiosidad de una obra desarrollada durante un período que consideramos impagable para la cultura de una humanidad tan necesitada de éstos hechos y acontecimientos que dignifican a los seres humanos.

Michelangelo Buonarroti, Miguel Ángel, el Divino, es uno de los gigantes de esta época.  Brilló en la escultura, la pintura y la arquitectura, con un carácter que le definen como hosco y colérico, presto a las discusiones y al mal genio, desarrolló su inmensa obra – vivió ochenta y nueve años- entre Florencia y Roma, dónde trabajó para varios papas, a los que trataba de igual a igual, que le encargaron numerosos trabajos, siendo famosas las broncas y frecuentes discusiones con ellos, con los que rompía con frecuencia los contratos acordados, retornando casi siempre a los mismos.

Cuando Julio II le encargó el monumental trabajo de los frescos de la bóveda de la capilla Sixtina, los enfrentamientos fueron continuos. Julio II se sentaba en la base de los andamios y le gritaba ¿Cuándo acabarás? ¡Cuando termine! le respondía invariablemente Miguel Angel, que pese a la impresionante labor llevada allí – se negó en principio a ello, ya que él se consideraba un escultor y no un pintor -. Años después de pintar la bóveda – el génesis – hizo lo mismo con el ábside – el juicio final – , constituyendo un hermoso y grandioso ejemplo de la pintura al fresco, especialidad que él siempre dijo que no dominaba.

Es conocida la respuesta que dio a quién le preguntó acerca de cómo esculpió La Piedad:  “la escultura ya estaba dentro de la piedra, sólo tuve que quitar  el mármol que sobraba”, lo que resume la inmensa capacidad artística de este genio, dotado de una exquisita sensibilidad, que llevó a cabo además obras como David, Moisés, Tondo Doni, Esclavos, El Angel, Piedad Rondanini, tumba de Julio II, tumba de los Medici, entre otras, así como la cúpula de la basílica de San Pedro como obra más representativa de Miguel Angel en su faceta de Arquitecto, que le consumó como uno de los genios más grandes de todos los tiempos.

Es por ello, que entre tanta falta de imaginación, tanta ambición política y tanta violencia de distinto signo, así como de una lamentable ausencia de una necesaria y deseable creatividad, y de tanta vulgaridad alejada del arte, la belleza y la armonía de los sentidos que eleva al ser vivo a la categoría de humanos, elevamos la voz para quien quiera escuchar, en favor de la sensibilidad, el arte y la capacidad humana para el entendimiento, la comprensión y una vuelta a ese Renacimiento inalcanzable, pero aún al alcance de nuestro conocimiento y disfrute que debemos a aquellos genios del pasado que nos iluminan el futuro.

Desmontando el Estado

 

Lo han manoseado de tal manera, lo han manejado a su antojo, y lo han llevado a cabo de tal forma que lo están dejando irreconocible hasta tal punto, que la separación de poderes, la independencia de las instituciones, el respeto por la justicia y los jueces, pilar fundamental de un estado social y de derecho de un estado democrático, han quedado relegados a un segundo plano bajo la presión de un gobierno que ha entrado a saco, convirtiéndolo en un corralito de su propiedad, dónde se desenvuelve sin el menor respeto hacia la legalidad establecida, sin la cual la democracia pierde todo su sentido.

No es un asunto baladí la deriva autoritaria de este gobierno, con unos comportamientos soberbios y despectivos hacia los jueces que han motivado una severa advertencia de la Unión Europea, así como una llamada de atención acerca de la imparcialidad y el sometimiento al gobierno de un fiscal general que no es sino la voz de su amo, léase el presidente del gobierno, que ya en su día dejó bien sentado que dicho representante dependía de él, y que lidera la actitud soberbia y despectiva del grupo que se mueve a sus anchas por un espacio que consideran de su propiedad, y que gobiernan con una despótica y preocupante actitud que mezcla la egolatría y la arrogancia a partes iguales.

Con la citación como testigo del presidente en la causa seguida a su esposa, el comportamiento de sus ministros, incluido el de justicia, ha sido totalmente deleznable, pronunciándose como auténticos hooligans a favor de ella, y en contra de la citación a él, en una ceremonia de la confusión que no tiene explicación, presumiendo de la inocencia de ella y de la incomparecencia de él, cuando no se trata de un asunto de Estado, sino de un tema personal, como así se lo ha pedido su propio partido.

La desfachatez de este ejecutivo alcanza niveles preocupantes. Nunca antes un gobierno se ha mostrado con un absoluto desprecio ante los ciudadanos, a los que no se siente obligado a rendir cuentas, llegando a extremos inconcebibles cuando algunos de sus miembros, incluido el presidente se dirigieron a ellos con calificativos insultantes, impropios siempre, pero más aún por razón de su cargo, que no les preocupa en absoluto, con una insoportable chulería que provoca indignación y rechazo, ante lo que supone, entre otras, una palmaria e imperdonable falta de respeto, tal es su altanera arrogancia.

Inexplicable, inasumible, indignante. Forman un bloque unido capaz de justificar lo injustificable, rechazando todo aquello que les pueda limitar, apoyando incluso una cuestión personal como si fuera un asunto de Estado, mientras rechazan toda crítica, ya que consideran estar por encima del bien y del mal, mientras la sociedad parece estar narcotizada, y la oposición apenas lo intenta ya que parece dormitar en pleno verano, aunque al menos ha alertado a la Unión Europea de los que se cuece en España, algo que debiera preocuparles, pero que no parece ser así, ya que no es la primera vez que Europa los censura, y no han variado lo más mínimo sus perversos comportamientos.

Todo esto no es obstáculo para que pese a estas negativas actitudes, continúen cediendo con los de siempre, en este caso para conseguir la presidencia de la Generalitat, para lo que dejando a un lado la soberbia que aquí derrocha, allí se ponga de rodillas – ha acudido presto allí para negociar más concesiones - ante los que necesita desesperadamente de sus votos, para seguir disfrutando del poder que ansía desesperadamente, cueste lo que cueste, aunque haya de desmontarlo a fuerza de trocearlo, venderlo o arrendarlo, que tanto da, y quizás así, renuncie, ya que la historia sólo habla de los más grandes, y él, de ninguna manera está dispuesto a renunciar a ocupar un puesto en tan privilegiado lugar.

Ciudadano oresidente

 

A lo largo de la historia, se han dado casos en los que los protagonistas de la que podríamos denominar paradójica situación, han sufrido las consecuencias, no de los actos cometidos directamente por ellos, sino por motivos causados por terceros, de forma indirecta, por hechos sobrevenidos, inesperados, con conexión con el personaje, pero sin que los hechos causantes puedan relacionarse exclusivamente con él, y así atribuírselo sin lugar para la duda.

En otros casos, la caída del encausado, se debe a una actividad suya, pero distinta de la que motiva sus problemas, y que es la que le complica la vida, la que origina  su vertiginoso descenso a los infiernos, para sorpresa y enojo de quién es encausado por algo que no esperaba, pero que motiva finalmente su perdición, en una ceremonia de la confusión que causa sorpresa a propios y extraños, toda una paradoja, que en cualquier caso aprueban con entusiasmo quienes deseaban contemplar sus apremiantes problemas.

En este país, estamos siguiendo un proceso judicial en fase de investigación, que afecta a la esposa del presidente del gobierno, que éste interpreta que indirectamente va contra él, con el propósito de desacreditarlo y conseguir su dimisión, algo que desean quienes no lo conocen, ingenuos ellos. Apoyado por todo su gabinete, de una manera vergonzante, en la que tomando partido por una ciudadana, los ministros, incluido el de justicia, incurren en una incalificable discriminación que no tiene parangón alguno posible, pues pretenden favorecer a la esposa del presidente, por el simple hecho de serlo.

Los hechos se han ido precipitando de tal manera, que finalmente el jefe del ejecutivo, a la sazón esposo de la investigada, ha sido citado a declarar como testigo, lo que necesariamente no tiene por qué complicar su situación en el caso, aunque no podemos adelantar por dónde irán unos derroteros judiciales que se nos antojan imprevisibles.

Lo cierto es que si declara como testigo, el juez debe de considerar que alguna participación ha debido de tener en este caso, pero que no afecta a su imputación, que supondría dar un paso adelante de proporciones inesperadas, que no parecen vislumbrarse, pero que entraría en el supuesto contemplado al principio de estas líneas, es decir, se complicaría su posición como presidente, sin que la motivación, el origen, hubiera estado relacionado con su cargo, sino por personas y hechos ajenos.

Por supuesto, la fiscalía, cómo no, se ha opuesto a la susodicha citación como testigo,  a la vez que su partido político, que no obstante ya ha pedido al presidente, que no lo complique en el caso, ya que es un asunto estrictamente personal suyo, y así debe tratarlo, en una decisión lógica y aplastante, ya que se está maniobrando para evadir responsabilidades  propias y cargarlas a terceros, algo siempre rechazable por un partido que no quiere, porque no debe, sentirse complicado en un asunto privado como sucede con este caso.

Incluso sus socios en el gobierno,  a través de su jefa de filas, se han adelantado a mostrar su asombro por la decisión de citarlo como testigo, olvidándose de que es un ciudadano más, en una demostración más del incalificable y personal concepto que de la democracia tienen quienes a sí mismos se han colocado la etiqueta de progresistas, y que no se cansan de sorprendernos cada día que pasa con estas y otras milongas y jaranas varias, que sólo persiguen continuar acariciando una poltrona que vienen demostrando le han cogido un aprecio muy especial, que sin el jefe, el ciudadano presidente, no disfrutarían.

Un corral de comedias en La Moncloa

 

Nadie podía imaginarse que las mejores comedias, los más celebrados sainetes, incluso los mejores dramas de nuestro genial siglo de oro, llegaran  a representarse no solamente en los mejores teatros del País, en Almagro y su corral de comedias, en el teatro romano de  Mérida, y en otros muchos escenarios, dónde  mediante la escenificación de la oportuna farsa, los asistentes nos contemplamos en el espejo de la vida a través de las vicisitudes y miserias que el autor nos muestra ante nuestros atónitos, sorprendidos e incrédulos ojos.

Obras de Lope de Vega, de Lope de Rueda, de Tirso de  Molina, de Calderón de la Barca, de Quevedo, de Góngora, de Garcilaso, de Baltasar Gracián, y de tantos otros que podríamos citar, se pasean por las tablas de corrales, teatros y teatrillos de nuestro país,  a cargo de actrices y actores que se entregan en cuerpo y alma a transformase en el personaje diseñado para él por el autor de la obra, y así llevar adelante la trama hasta la bajada del telón que conllevará los agradecidos aplausos del público.

Con la llegada del verano se multiplican con afortunada frecuencia estas agradecidas y culturales representaciones, en ocasiones al aire libre en multitud de festivales de teatro clásico, moderno, actual y de siempre, en todo el territorio nacional, ora en pequeñas ciudades, ora en pueblos, ya sea en interiores o al aire libre,  con la consiguiente, animada y celebrada acogida a cargo de los ciudadanos que no tienen ocasión de disfrutar de estos espectáculos con la frecuencia que desearían, y que de esta forma  verán cómo sus veraniegos y calurosos días cobran una nueva dimensión.

Lo que no esperaban los afortunados ciudadanos, es que este verano iban a deleitarse con la inauguración de un nuevo festival de teatro en un reciente y deslumbrante corral de comedias, ubicado en un destacado e ilustre lugar de la capital, en un palacio, en la residencia del presidente del gobierno, léase, palacio de La Moncloa, sin reparar en gastos, con todo lujo de detalles, para, emulando a Almagro, pero con infinidad de medios técnicos a su disposición, representar obras de teatro inéditas,  a cargo de actores y actrices conocidos por el gran público del país, y con una amplia divulgación a través de todos los medios de comunicación autorizados, por supuesto,  por los propietarios del local, deleitar y entretener con las cuitas, miserias y bondades que allí tengan a bien representar.

Que son muchas y variadas, con jugosos espectáculos con los que nos deleitan cada día, dónde el protagonista de todas las obras es siempre el mismo, con ligeras cesiones a sus compañeros, y, sobre todo, a su compañera, protagonista con él de sus múltiples avatares, con secundarios, que desempeñan el papel de ministros de un gobierno de cuento, que se encargan de proteger al protagonista de cuanto bulo o malintencionada crítica intente acosarlos, ahora que según la trama, a la susodicha compañera del jefe intentan imputarla por algo que afirman todos los actores, es una falsedad, una mentira que, incluso el actor que ejerce de ministro de justicia, se atreve a afirmar que dichas acusaciones son inhumanas, cuando él debería ser el primero en mostrar una exigida  neutralidad – al fin y al cabo es una ciudadana más - dado el cargo que representa en la obra, en lugar de discriminarla, de defender a capa y espada a la actriz que ostenta el papel de esposa de su jefe, a la sazón, el propietario del citado corral de comedias, y protagonista, junto con su compañera de reparto.

Una obra que mantiene expectantes a los entregados espectadores, que   no dan crédito a lo que sus desorbitados ojos contemplan, que se renueva cada día con ligeros matices, con nuevas situaciones, que logran mantener en tensión a un público que espera la entrega de cada día, que ven como el protagonista se desespera al contemplar cómo su compañera se  ve agraviada por las circunstancias que considera injustas y que los “pseudomedios” que él así denomina, se empecinan en cargar malévolamente contra ella, con el propósito inconfesable de perjudicarle a él, objeto de toda la trama mediática.

Una comedia de enredo, que atrapa al espectador, manteniendo su atención en todo momento. Divertida, intrigante, decadente a veces, y, sobre todo insólita y original. Obra que nadie debería perderse, porque imita a la vida, porque nos muestra las debilidades, las miserias y las ambiciones, de quienes, a su pesar, dejan ver ante todos, lo que desearían mantener oculto y alejado de la contemplación de quienes tenemos todo el derecho a exigirles la rectitud, la honorabilidad y la honestidad obligadas por razón de su cargo.