A lo
largo de la historia, se han dado casos en los que los protagonistas de la que
podríamos denominar paradójica situación, han sufrido las consecuencias, no de
los actos cometidos directamente por ellos, sino por motivos causados por terceros,
de forma indirecta, por hechos sobrevenidos, inesperados, con conexión con el
personaje, pero sin que los hechos causantes puedan relacionarse exclusivamente
con él, y así atribuírselo sin lugar para la duda.
En
otros casos, la caída del encausado, se debe a una actividad suya, pero
distinta de la que motiva sus problemas, y que es la que le complica la vida,
la que origina su vertiginoso descenso a
los infiernos, para sorpresa y enojo de quién es encausado por algo que no
esperaba, pero que motiva finalmente su perdición, en una ceremonia de la
confusión que causa sorpresa a propios y extraños, toda una paradoja, que en
cualquier caso aprueban con entusiasmo quienes deseaban contemplar sus apremiantes
problemas.
En
este país, estamos siguiendo un proceso judicial en fase de investigación, que
afecta a la esposa del presidente del gobierno, que éste interpreta que
indirectamente va contra él, con el propósito de desacreditarlo y conseguir su
dimisión, algo que desean quienes no lo conocen, ingenuos ellos. Apoyado por
todo su gabinete, de una manera vergonzante, en la que tomando partido por una
ciudadana, los ministros, incluido el de justicia, incurren en una
incalificable discriminación que no tiene parangón alguno posible, pues
pretenden favorecer a la esposa del presidente, por el simple hecho de serlo.
Los
hechos se han ido precipitando de tal manera, que finalmente el jefe del
ejecutivo, a la sazón esposo de la investigada, ha sido citado a declarar como
testigo, lo que necesariamente no tiene por qué complicar su situación en el caso,
aunque no podemos adelantar por dónde irán unos derroteros judiciales que se
nos antojan imprevisibles.
Lo
cierto es que si declara como testigo, el juez debe de considerar que alguna
participación ha debido de tener en este caso, pero que no afecta a su
imputación, que supondría dar un paso adelante de proporciones inesperadas, que
no parecen vislumbrarse, pero que entraría en el supuesto contemplado al principio
de estas líneas, es decir, se complicaría su posición como presidente, sin que
la motivación, el origen, hubiera estado relacionado con su cargo, sino por
personas y hechos ajenos.
Por
supuesto, la fiscalía, cómo no, se ha opuesto a la susodicha citación como
testigo, a la vez que su partido
político, que no obstante ya ha pedido al presidente, que no lo complique en el
caso, ya que es un asunto estrictamente personal suyo, y así debe tratarlo, en
una decisión lógica y aplastante, ya que se está maniobrando para evadir responsabilidades
propias y cargarlas a terceros, algo
siempre rechazable por un partido que no quiere, porque no debe, sentirse
complicado en un asunto privado como sucede con este caso.
Incluso
sus socios en el gobierno, a través de
su jefa de filas, se han adelantado a mostrar su asombro por la decisión de
citarlo como testigo, olvidándose de que es un ciudadano más, en una
demostración más del incalificable y personal concepto que de la democracia tienen
quienes a sí mismos se han colocado la etiqueta de progresistas, y que no se
cansan de sorprendernos cada día que pasa con estas y otras milongas y jaranas varias,
que sólo persiguen continuar acariciando una poltrona que vienen demostrando le
han cogido un aprecio muy especial, que sin el jefe, el ciudadano presidente,
no disfrutarían.
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