jueves, 9 de abril de 2020

HÉROES

Acostumbrados estamos a que los medios de comunicación y las redes sociales, nos machaquen con insistencia con personajes y personajillos, tanto de baja estirpe como de guante blanco, a los que les atribuyen actos dignos de resaltar y de exaltar, elevándolos a falsos altares de una indigna, injusta y excelsa divinidad, que de ninguna forma merecen.
Y es que los seres humanos, tan elementales y simples como con frecuencia nos mostramos, parecemos necesitar de entes tanto formales como materiales, a los que admirar, adorar y seguir, con el objeto quizás, sin que de ello seamos conscientes, de llenar nuestras vacías y vulgares vidas, posiblemente aburridas y desprovistas de los necesarios y gratificantes ingredientes que nos puedan faltar, para evitar el hastío y la desidia siempre negativos y absolutamente rechazables.
Son falso ídolos encumbrados por un absurdo impulso frenético de las masas poco pensantes, que en cadena, y más aún hoy en día con las nuevas tecnologías, elevan a alturas inconcebibles de una ridícula popularidad, a quienes no acaparan más méritos que una trivial y vulgar capacidad por aparecer en los medios atribuyéndose “heroicidades” como alguna “hazaña” deportiva, socialmente vitoreada, algún récord absurdo, o alguna proclama populista falsamente benefactora.
Pero aún más detestables son los que ostentando una posición elevada, generalmente de carácter político o de otro cariz semejante, más o menos popular, se erigen en adalides de la paz y la justicia en el mundo, cuando con sus decisiones desde su poltrona y con un poder demoledor, más bien han sido los causantes de desastres sin cuento, que no se colocan en la balanza, que mide las contradicciones existentes entre el bien y el mal, prevaleciendo aquellos sobre estos, y generando así falsos héroes que de ninguna manera merecen dicho calificativo.
Y están los verdaderos, los auténticos héroes sin paliativos, reconocidos por todos, aunque no por la oficialidad formal, aristocrática y cortesana, que es quién en último término otorga los galardones, y que lucha cada día por el bienestar de los demás, por la aplicación de la justicia y la igualdad entre los seres humanos, por la denuncia de los atropellos a los que se somete a los desheredados de la tierra, y por la defensa de los más débiles, allá dónde se encuentren.
Hoy, en este País y en el mundo entero, asolado por una espantosa pandemia, miles de héroes anónimos están dejando incluso su vida luchando cada día por la salud de los demás, en los hospitales, ambulatorios y otros centros, ya sean médicos, enfermeros, voluntarios en las ambulancias, personal de las fuerzas del orden, y otros que, aunque no están directamente con los enfermos, atienden en oficinas, supermercados y otros puestos de trabajo, siempre expuestos, constituyendo un grandioso y heroico ejemplo de sacrificio y dedicación hacia los demás.
Luchando denodadamente con una falta angustiosa de medios, con una admirable capacidad para ingeniárselas de múltiples formas para protegerse un mínimo absolutamente necesario, con recursos propios, duplicando turnos y cayendo enfermos con frecuencia y arriesgando y sacrificando sus vidas en numerosos y admirables casos que nunca podremos agradecer lo suficiente, estos generosos benefactores de la humanidad, son los auténticos héroes, que esperamos que una vez termine esta pesadilla, sean homenajeados, reconocidos y premiados como se merecen.

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