viernes, 10 de agosto de 2012

CIUDADANOS DEL UNIVERSO

Nacemos en un determinado País, cuya nacionalidad adoptamos para toda la vida durante la cual rara vez se nos pasa por la mente que además de ciudadanos de la patria que nos acoge, lo somos del mundo, del planeta en el cual surgió la vida de la que formamos parte, vida que se abrió camino aquí, pero que con seguridad no es patrimonio exclusivo del planeta Tierra que habitamos sino que se encuentra repartida y dispersa por todo el universo al que pertenecemos.
Aunque a nivel individual no solemos ser conscientes de esta situación, sí lo somos a nivel global, a nivel científico, como raza humana de seres humanos que tomando conciencia de su soledad en un universo de formidables dimensiones, no se resignan a continuar aislados en este hermoso Planeta y buscan sin cesar un rastro de vida que pueda existir o haya existido en los planetas que nos rodean en los aledaños, aquí a la vuelta de la esquina en términos astronómicos, adonde nuestra incipiente tecnología nos puede permitir enviar rudimentarios artilugios no tripulados con los que tratar de averiguar si un día la vida se abrió camino en los astros más próximos que caso tocamos con las manos, lejos, muy lejos, inmensamente lejos de cantidades infinitas de mundos que viajan sin fin por un Cosmos de colosales dimensiones.
Somos hijos de las estrellas, afirmaba Carl Sagan, materia procedente de la hercúlea, poderosa y sobrecogedora energía almacenada en estos fabulosos astros que como nuestro Sol, alimenta, cuida y protege el desarrollo de la vida en el planeta Tierra.
Hace ya más de cuarenta años que el hombre pisó la Luna, pese a las reticencias que aún hoy continúan por parte de quienes piensan que todo fue una patraña, un engaño, una mentira, que nunca llegaron a nuestro satélite, que todo fue un montaje, y aunque como se presumía, no se halló resto alguno de vida, se consiguió con ello un hito histórico indudable para la raza humana.
Recientemente la nave Curiosity se posó sobre el planeta Marte, el planeta rojo, sujeto de múltiples leyendas Marcianas y objeto de numerosas misiones no tripuladas desde hace muchos años, algunas de las cuales nunca llegaron, otras lo consiguieron con más o menos y ésta última lo ha hecho con la mejor de las expectativas, lo cual puede posibilitar el darnos a conocer si hubo vida en algún momento en un planeta que ahora es un auténtico desierto que adolece de la más elementales condiciones para albergarla.
Necesitamos saber, anhelamos conocer y deseamos descubrir y a ser posible contactar con otros seres de otros mundos, sean o no inteligentes. Saber que no estamos solos, que la vida no es patrimonio exclusivo del nuestro. Este conocimiento le daría cierto sentido a nuestra existencia y aliviaría en parte la angustia vital que padecemos y que se experimenta al observar una fotografía de la Tierra en medio de la oscuridad absoluta del Cosmos y considerar la inmensa soledad en la que este solitario Planeta se halla inmerso.

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