viernes, 13 de marzo de 2015

MAZÚRQUICA MODÉRNICA

El juraméntico jamás cumplídico es el causántico del desconténtico. Es éste uno de los preclaros y rotundos versos que corresponden a una canción de Violeta Parra, cuyo título es el que aparece en la cabecera de este escrito, que deja expuesto a la brillante luz del día a día, su actualidad, la límpida claridad que desprende su mensaje, sin dudas ni vacilaciones, sin ambages y falsas pretensiones y la brillantez con la que en aquellos años sesenta, Violeta escribió y cantó, como lo hicieron después  en los años setenta Claudina y Alberto Gambino, describiendo  una situación política y social, que hoy, cincuenta años después, continúa golpeando a una sociedad que sigue afirmando y lanzando a los cuatro vientos la misma verdad que esos versos proclaman con pertinaz y decidida insistencia: el incumplimiento falaz de los políticos.
Una sociedad que desde entonces ha cambiado profundamente en todos los órdenes, muy diferente de aquella época de duro hierro, que impedía todo movimiento tendente a la búsqueda de unas libertades que se nos negaban tozuda y férreamente, y de cuya consecución fueron en gran parte responsables los cantautores ya citados, así como tantos otros, tantos, que citando a sólo algunos de ellos, pido disculpas a cuantos habré de dejar de lado, no por su menor relevancia, sino por cuestiones de espacio, y quizás de oportunidad, ya que una importante mayoría de posibles lectores, quizás jamás tuvieron noticia de ellos, o al menos, no coincidieron en el tiempo.
Hablo, además de los citados, de Víctor Jara, de Atahualpa Yupanqui, de Mercedes Sosa, de Facundo Cabral, de Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Hilario Camacho, de Quilapayún, entre los cantautores y grupos sudamericanos, así como de una interminable lista de españoles como Luis Pastor, Joan Manuel Serrat, Raimon, Lluis Llach, Joaquín Sabina, Javier Krahe, Luis Eduardo Aute, José Antonio Labordeta, Patxi Andión, Ana Belén, Víctor Manuel, y de otros muchos cantantes y grupos, que desafiando una situación política de ausencia de libertades, lanzaron sus canciones al viento pregonando las ansias de una ciudadanía por romper las cadenas que la mantenían presa de una  insostenible y tenaz dictadura, en una España que ya no se resignaba al silencio y a un acatamiento impuesto por quienes ostentaban un omnímodo poder.
Es por ello, que después de tanto tiempo pasado, al volver la vista atrás y escuchar las voces de aquellos juglares del siglo XX, su mensaje parece continuar hoy en un estado de total vigencia, ya que salvo en lo referente a la búsqueda de una democracia participativa y del logro de las libertades más elementales, conseguidas ya entonces, el resto es perfectamente asumible y susceptible de perseguir, debido a que con la consecución de una democracia formal, como la que ahora poseemos, los objetivos se creían haber alcanzado, y sobraba por lo tanto la búsqueda de otras reivindicaciones que se suponían estaban implícitas en un régimen de libertades.
Y hoy contemplamos con asombro, cómo al escuchar de nuevo la voz de aquellos cantautores, la mayoría relegados al olvido, su canto continúa siendo actual, como si el tiempo no hubiera pasado, como si continuasen en activo, reclamando derechos, valores y reconocimientos sociales, algunos de los cuales se han perdido en el curso del tiempo, hasta el extremo de reclamarlos hoy, como si hubiésemos retrocedido decenios, debido a los recortes, la corrupción y los despilfarros.
Todos estos lamentables hechos, provocan un descontento generalizado de rechazo y repudia, ante unos políticos que han perdido el poco crédito del que disponían, ante una población que no soporta tanta iniquidad, por lo que la voz de aquellos cantautores y su mensaje cargado de oposición y descontento, bien pudieran volver para airear el rechazo ante una clase política que hoy continúa detestada.
Su lugar la han ocupado las innumerables tertulias plagadas de contradicciones en sí mismas y las redes sociales amparadas en el anonimato, que en todo caso no están logrando el eco que entonces tenían aquellas otras voces, hoy calladas, pero que continúan presentes en la memoria de quienes tuvimos la ocasión de escucharlos entonces, antes, durante y después de una transición política, que muchos consideran aún inacabada, en la que jugaron un indudable papel por todos reconocido
Termina Violeta Parra: Ni los obréricos / ni los paquíticos / tienen la cúlpita señor fiscálico / y más no cántico porque no quiérico/ tengo flojérica en los zapáticos / en los cabéllicos en la camísica /en los riñónicos y en el bolsíllico.

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