Jamás una mujer ha presidido el
gobierno de este País, ni ha ostentado el cargo de primera ministra, tal como
lo han hecho apenas una treintena en todo el Planeta, a lo largo de una
historia que ha visto pasar por estos cargos de máxima relevancia a millares de
presidentes y primeros ministros, todos de sexo masculino, en un alarde de
falta de visión humana y sobre todo de una sensibilidad política, ausente a
todas luces, que queda en evidencia después de repasar la tambaleante historia
y comprobar los innumerables altibajos, desatinos y horrores sin cuento, que
han llevado a cabo los mandatarios de un mundo permanentemente instalado en el
desequilibrio constante, plagado de conflictos, guerras e injusticias continuas,
que han caracterizado los milenios que nuestro mundo puede constatar a través
de los relatos que los hombres han ido dejando tras de sí, y que muestran un
paisaje desolador, en el que los varones han sido los que han tomado siempre
las decisiones, que han llevado a la especie humana y al hábitat natural donde
se desenvuelve, a una especie de callejón sin salida, que no parece que nos
pueda conducir a una decisiva, continua y permanente etapa de paz, justicia y
equidad, en feliz armonía con la naturaleza que nos acoge.
Qué duda cabe, que los
personalismos de los dirigentes, han influido poderosa y decisivamente a la
hora de la toma de decisiones que afectan a millones de seres humanos y al
ámbito donde se desenvuelven, dependiendo de ello la vida y la hacienda de pueblos
y civilizaciones que se han visto sometidos a sus designios más o menos visionarios,
caprichosos e interesados, en un alarde de irracionalidad que conllevan las
decisiones que una sola persona toma y que repercute en el destino de enormes
poblaciones y países que quedan así expuestas al estado de ánimo o a la
interesada disposición de un único ser humano, que elevándose por encima de
todos los demás, decide por ellos, no siempre con su permiso explícito otorgado
políticamente, materializando una sinrazón humana como es la del sometimiento
de la mayoría a la voluntad impuesta por unos pocos, a su vez doblegados por la
imposición de quién ostenta el poder absoluto.
¿Cabe entonces, tiene algún sentido,
posee alguna lógica preguntarse, plantearse, proponerse, qué habría sido de
este mundo, de su historia, de sus gentes, de su entorno natural, si
invirtiendo los términos en cuanto a sus dirigentes se refiere, hubieran sido
las mujeres, las ciudadanas de sexo femenino, las que en su inmensa mayoría hubiesen
ostentado el poder durante estos milenios? ¿Estaríamos en las mismas? ¿Podría
suponerse que este mundo no sería el mismo si ellas lo hubiesen gobernado en
lugar de los hombres?
Sin duda las mujeres están
dotadas de una sensibilidad, de una inteligencia y de unas capacidades, que sin
duda, sin ser mayores o menores que las de los varones, sí son diferentes, con
otra visión, otros valores y otras percepciones del mundo, que quizás hubieran
deparado otra sociedad diferente, más tolerante, menos conflictiva, más dialogante,
más humana, lo cual hubiera supuesto un destino distinto para nuestra sociedad,
que ahora estaría instalada en otra historia que contar, que con toda
seguridad, en nada se parecería a la que los textos nos relatan.
Hemos de ponernos de vez en cuando
en la posición de los demás, en ese estado mental y de ánimo tan de moda en la
actualidad que se conoce por el nombre de “empatía”, para saber cómo sería todo
si invertimos o cambiamos los términos, aunque sólo sea momentáneamente,
huyendo de nuestros férreos e inamovibles postulados y de nuestra sólida y
rutinaria posición.
Es por todo ello, que
deberíamos quizás plantearnos, cómo sería, no ya nuestro mundo, sino nuestro
País, si una mujer ostentara el cargo de primera ministra. Y es que ya va
siendo hora de ello, de que las mujeres lleguen al poder y tengan la capacidad
de decidir y de dirigir un gobierno, que hasta ahora se les niega sin que
exista razón alguna para ello, sin que pueda argumentarse nada en contra, por
lo que desde aquí, las animo a ellas y a una población, que estoy seguro que
las votaría con una muy posible aplastante mayoría que pienso que iba a
sorprender a todos. Bienvenida, Sra. Presidenta.
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