sábado, 3 de mayo de 2014

LA CONSPIRACIÓN PERMANENTE

Son varias las definiciones que el diccionario de la Real Academia de la Lengua aporta a la hora de resolver el término conspirar, ninguna de las cuales me resulta aclaratoria ni satisfactoria para dejar bien sentado y sobre todo, meridianamente adaptado a las situaciones a las que se suele aplicar, un significado que se me antoja más sencillo, rotundo y veraz, en lugar de unirse contra algo o contra alguien, que son dos de las entradas de dicho diccionario a esta palabra, además de concurrir a un mismo fin y convocar o llamar a alguien en su favor, que aunque no están muy alejadas, parecen haberse quedado algo cortas, algo lejanas, excesivamente escuetas y mínimamente clarificadoras, algo apartadas de las realidades actuales y de los casos a los que se puede atribuir, y que, permítanme el atrevimiento, yo definiría como la concurrencia de oscuros intereses de diversa índole, utilizados con fines partidistas por quienes desean subvertir un determinado orden, con el objeto de obtener inconfesables réditos de la nueva situación creada, y siempre desde la impunidad que supone actuar desde el anonimato.
Y así, desde el asesinato de Julio César, pasando por el de Kennedy, la extraña muerte del papa Juan Pablo I, la sospechosa muerte de la princesa Diana de Gales, el asesinato de John Lennon, la muerte del presidente Allende y otros de signo diverso, como Pearl Harbour, el extraño objeto que se estrelló en Roswell, la aniquilación de los templarios y muchos otros que podríamos citar, menos veraces, menos creíbles y sobre todo, más fantásticas como la duda de si realmente se llegó a la Luna, sobre Tsunamis provocados, explosiones como la de Tungusca, los ovnis, los extraterrestres, el gobierno mundial secreto, el calentamiento global y tantos otros, se pliegan muchos de ellos a la perfección a la tan traída y llevada, y a veces correctamente denominada, teoría de la conspiración, mientras que otros no son sino un mero producto de la calenturienta imaginación de unos cuantos iluminados.
Hace unos días, se recreó en televisión, una fabulación, una ficción acerca de los hechos acaecidos en el golpe de estado del 23 de febrero de mil novecientos ochenta y uno – se tomó como referencia y modelo una recreación sobre el viaje a la Luna, pretextando que fue un montaje, en el que entre otros, intervinieron los astronautas que tuvieron la fortuna de pisar nuestro Satélite -  que ha causado sorpresa y estupor en algunos círculos, lo cual no termino de explicarme, pues no fue sino una dramatización a toro pasado, claro está, de lo que sucedió o debió suceder en aquellas días, cómo se tramó el golpe, quienes participaron y en qué medida lo llevaron a cabo y que en definitiva no es sino la manifestación de unos hechos que ya conocíamos, dejando algunos huecos, espacios o flecos no aclarados aún, que quizás algún día se conozcan y que en definitiva vienen a constatar que hubo una trama o conspiración en la que intervinieron instituciones y personas, algunas de las cuales aún están por determinar y cuyos objetivos, tal como intentábamos aclarar en la definición del término conspiración, como en todas las maquinaciones, eran siniestramente oscuros.
Existen diversas teorías, que recurren a la conspiración en el caso del atentado de las Torres Gemelas, en el que incluso se implica al gobierno de los Estados Unidos, que habría preparado dicha acción, para utilizarla después como excusa para invadir Irak y apropiarse de su petróleo.
Aquí, en nuestro País, y a propósito del independentismo Catalán, se habla de la conspiración de las cien familias catalanas todo poderosas, que controlan los medios de comunicación, las grandes empresas, la banca, las instituciones deportivas, culturales, y por supuesto políticas, que con su inmensa influencia, mueven los hilos de cuanto sucede en Cataluña, incluido el movimiento secesionista, hasta el punto de atribuir a este poderoso lobby o grupo en la sombra, el impulso dado a este afán separatista, utilizando cuantos recursos poseen en los sectores más importantes, decisivos y decisorios de Cataluña.
Queda por último, la más importante conspiración permanente desde el principio de los tiempos, que atribuye a supremos poderes ocultos en la sombra, de fuerza y capacidad de decisión inimaginables, que decidirían sobre la vida y hacienda de los habitantes del Planeta, vigilando y limitando la capacidad de acción de los mismos, controlándolos y manteniéndolos dentro de unos márgenes, que en caso de superarlos, actuarían para frenar de inmediato una escalada social y económica que nunca van a permitir.
Si analizamos la situación actual, todo parece indicar, que llevan unos años actuando y que dadas las circunstancias, una vez más lo han conseguido, logrando no sólo frenar en seco tan intolerables intenciones, sino recolocándolos varios escalones más abajo, con margen suficiente para que pasen unos cuantos años antes de intentar volver a recuperar el espacio perdido, tarea ardua donde las haya, que se nos antoja harto complicada. Ciertamente parece la más real de las conspiraciones conocidas, así como la más próxima e inmediata, y sobre todo, la que más afecta al común de los ciudadanos de una sociedad permanentemente amenazada por siniestros individuos, grupos e instituciones que actúan en la sombra.

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