Cuando ya creía haberlo oído
todo en cuanto a la tan traída y llevada recuperación económica se refiere,
cuando comenzaba a pensar que los excesos verbales habían tocado a su fin,
cuando creí agotada la capacidad humana de unos y otros, léase gobierno, banca
y otros poderes fácticos, para repetir una y otra vez que habíamos superado la
crisis, que los malos tiempos ya eran historia, todo ello pese al desolador
panorama que continúa coexistiendo con esos augurios que se anulan por sí solos
ante la contemplación de los casi seis millones de parados que siguen ahí
exhibiendo una inmensa cara de sorpresa, asombro e indignación, de los cientos
de miles de desahucios, de los recortes en todos los órdenes, de sueldos
minorados que jamás se van a recuperar, de sueldos minimizados hasta extremos
increíbles para quienes consigan un mini trabajo, por supuesto en precario y a
tiempo parcial, de recortes brutales que están dejando las infraestructuras a
la altura de un país del tercer mundo que nos retrasará varios y lamentables
años con respecto al resto de Europa, con recortes en cultura, sanidad y
educación, que debieran ser intocables y que los han dejado en unos mínimos que
los ciudadanos, como siempre, son los encargados de soportarlo, cuando todo
esto está sucediendo, a pesar de quienes se esfuerzan en tergiversarlo, alguien
ha comparado España con Alemania, afirmando que nuestro País se convertirá en
la Alemania del Sur.
Llegados a este punto, como si quisieran
poner la guinda al pastel, nos toca escuchar ahora los cantos de sirena de
quienes se encargan de elaborar un discurso meloso, ruin y pretendidamente
convincente, afirmando que España se está aproximando en crecimiento y
bienestar a los niveles de Alemania, ni más ni menos a la poderosa nación
alemana, de la que nos separan años luz en todos los aspectos, a la par que avisan
a Francia y a Italia, de que se preparen, que tomen nota de las exitosas
medidas que han colocado a nuestro País en la senda del crecimiento, de la
recuperación y del bien y buen hacer, de la que deben tomar nota y ejemplo como
modelo a seguir, si quieres llegar a conseguir los altos niveles de progreso
que estamos consiguiendo y que sin duda continuarán en un imparable crescendo
que nos situará en la cima Europea.
Olvidan proclamar a los cuatro
vientos, estos magos reconvertidos en hechiceros y profetas, disfrazados de
brujos y nigromantes, a los que se les ve el plumero por todas partes, que
rebosan falsedades por todos los poros de su cuerpo, que todos esos supuestos
logros, que exageran con su incontenible falacia, se han conseguido cargando
todo el peso en las espaldas de los ciudadanos de a pie, que han visto reducidos
en su mayor parte los logros sociales que con tanto esfuerzo y trabajo se
consiguieron a lo largo de generaciones y que no se molestan ni siquiera en
reconocer, porque dan por supuesto que los menesterosos, los desheredados de la
Tierra han de ser quienes siempre paguen el pato, los que paguen los platos
rotos que aquellos rompieron y de cuya responsabilidad nada quieren saber.
¿Dónde quedaron los esfuerzos
que se deberían exigido a los grandes capitales, a la banca, a las multinacionales,
a los grandes patrimonios o a la Iglesia que posee un inmenso patrimonio y que
ni siquiera paga los impuestos que le corresponden? ¿Cuánto dinero se ha
escondido en paraísos fiscales, haciendo invisibles cantidades astronómicas que
el Estado tiene la obligación de controlar? ¿Cómo es posible que usted y yo
estemos sometidos a un estricto y riguroso control en todos los órdenes,
mientras los grandes capitales y las inmensas fortunas hacen y deshacen a su
antojo campando por sus respetos?
Tanta iniquidad y tanta
injusticia, no debe ocasionarnos más sonrojo que el causado por una justificada
ira, que como no, también habremos de controlar, ya que no se nos permitiría el
menor desvarío fuera de los cauces legales, creados para ralentizar, atascar y
finalmente desestimar, cualquier proceso que pudiera poner en apuro a una
administración cuyo funcionamiento se basa en el principio de la ley y la
trampa, y en caso de existir una duda razonable, vuelva usted mañana.
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